miércoles, 30 de mayo de 2007

Sweet attack

Ella dijo que te vaya bien,
y le dije buena suerte y hasta luego.
Y nunca más la volveré a ver
o tal vez sea en algún tiempo.




Merenguitos, nueces, almendras, chocolate, café batido
y praliné bien crocante.
En ese orden.

martes, 29 de mayo de 2007

Norma, "la del campo"

Contaba cerca de cuarenta y cinco años pero la recuerdo eterna adolescente. Vivía con la mamá en una casa viejísima llena de plantas, gatos, un piano enclenque y cortinas de tul con florcitas bordadas. Estaba peleada a muerte con la hermana melliza, la que se casó con “el hombre de negocios” y que, renegando de su pasado, se distanció de la familia, se mudó a Yanquilandia y “si te he visto no me acuerdo”.
El papá de Norma era hombre de campo. Tenía varias hectáreas cerca de Lobos donde administraba ganado y algunos cultivos. Allí pasaba ella sus fines de semana y a veces también las vacaciones. A la vuelta traía quesos, dulce de leche, miel y todas esas cosas ricas que los bichos de ciudad saboreamos con tanto placer.
Mamá y Norma eran amigas desde la infancia. Iban juntas al campo todos los veranos y de ahí que un buen día Norma nos propuso a mis hermanos y a mí conocer sus pagos, previa narración detallada de paisajes y personajes que de tanto repetir ya se nos hacían propios.
Un sábado a la mañana bien temprano tomamos el tren a Merlo y de ahí la conexión a Lobos.
-Mamá dice que viajemos siempre en el vagón del medio porque el primero y el último son peligrosos –espetó mi hermanito.
Ejem… El tren de Merlo a Lobos sólo contaba con dos tristes vagones. Tuvimos que hacer la excepción. Hacía mucho frío y las ventanas no tenían vidrios. Ni las persianas bajaban. Allí estábamos solos con nuestros infinitos bagayos riéndonos todavía del vagón del medio cuando escuchamos voces y ruidos y en segundos el tren se pobló de gente. Por todos lados salían chicos, gallinas, perros y hasta un chanchito que no quería estarse quieto y terminó atado a la puerta. Viajamos apretados un largo trecho y al fin llegamos.
La entrada al campo era un larguísimo camino arbolado a cuyos costados rumiaba un centenar de vacas. Los perros corrieron a recibirnos. Nos miraron con cautela al principio hasta descubrir en nosotros nuevos compañeros de juegos y travesuras. Todo era tan verde y olía a… campo.
El padre de Norma, Don Martínez, debía tener cerca de 80 años. Alto, corpulento, siempre erguido y de mal humor. A Norma la retaba casi permanentemente pero con nosotros era increíblemente tierno. Una suerte de abuelo postizo. Con orgullo nos llevó a conocer sus tierras que tiempo atrás debieron ser muy extensas, hasta que un día llegó el progreso y la autopista cercenó el campo casi a la mitad. Desde entonces, nada era igual.
Con Norma también paseábamos. Fuimos a la pulpería que atendía el mismo dueño desde hacía medio siglo y cuando le pedimos un kilo de papas nos trajo unas bolitas blancuzcas que miramos con desconfianza.
-¿Qué es esto, Don Cipriano?
-Papas. ¿No me pidieron papas?
-Pero no parecen. Mire… están como amarillas y muy arrugadas. Además son chiquitas.
-¡Son papas cultivadas en arena!
Lo dijo muy serio, como dándose importancia y Norma lo creyó a rajatabla. Nosotros contuvimos la risa hasta que al llegar a la casa Don Martínez estalló en improperios contra Don Cipriano y sus antecesores, culpando a la desgracia de tener una hija con tan pocas luces a la que cualquiera le daba gato por liebre. Norma ni se inmutó. A la tarde salimos a caminar por los campos vecinos y, tras asegurarse que nadie la veía, se metió entre los maizales y al rato empezó a arrojarnos choclos que nosotros embolsábamos con complicidad. Con Norma todo sabía a travesura. Tuvimos que escondernos cuando pasó la camioneta del vecino que, escopeta en mano, oteaba el horizonte en busca de ladrones de choclos. Volvimos a toda velocidad, cargados hasta la manija.
-¿Qué traen ahí? No habrán ido a robar choclos, ¿no?
¡Jua jua juaaaaaa! Y sí… Era una tentación. Pobre Don Martínez que después andaría por ahí rechazando acusaciones de vandalismo y haciendo valer su honestidad de hombre de campo.
Lo mejor de todo era el asado en el horno de barro. Y las pizzas bien finitas que amasábamos a media tarde entre mates con pastelitos, escuchando historias rancias y pintorescas. La bruma del anochecer, el canto de las lechuzas, algún aullido perdido en la lejanía y cientos de sapos y grillos poniéndole música a este fantástico escenario, tierra de indios y gauchos, todo se confunde en un mágico recuerdo con olor a campo y nostalgia.

jueves, 24 de mayo de 2007

Alcoyana Alcoyana

Me reconozco arisca, un poco escéptica, obsesiva y perseguida. Por eso, cuando se metió a la fuerza en mi blog, mi primer pensamiento fue huir a otra galaxia. Pero una vocecita adentro de mi cabeza machacaba sin cesar: “Puede ser lo que estás buscando”. Y ante la duda…

Me gusta su humor sarcástico que es la vez guarango y sofisticado.
Me gusta su compañía de todos los días.
Me gusta cuando peleamos pero más aún cuando hay reconciliación.
Me gusta que tengamos tantas cosas en común.

P: hello menta ligerita, estas tontita ?
Yo: hola!!! me hiciste reir, bobo. Me estoy haciendo un te.
P: por ?
Yo: porque me duele la garganta
P: jajaj por que te hice reir ?
Yo: mi voz de locutora que te tanto te gusta en realidad es mi voz deprimida de fiesta de 15 de la hija de mi marido a la madrugada, cuando tengo ganas de irme a la merda. El resto del tiempo tengo voz de pito
P: jajajja es mentira
Yo: no lo iba a llamar al doc de todos modos, aunque dijo que cuando estuviera muy embolada, en lugar de llamar a una amiga lo llamara a el
P: obvio porque yo hago papel de boludo y el de langa
Yo: no es cierto, no se por que decis eso
P: me pongo en victima, es una de mis tantas maniobras de seduccion
Yo: conmigo no sirve
P: bueno entonces me hago el machito

P: no quiero pelear con vos, estas ?
Yo: estoy, me gusta cuando peleamos por cosas tontas
P: a mi tambien

P: a mi no me hiciste ningun post primero, segundo, y claro… el que confia es el que puede ser estafado pero el que no confia nunca conoce la verdad de las cosas
Yo: te hice un post especial cuando me regalaste el .com.ar y era mas lindo que este
P: si ya se, te lo digo porque me da celos
Yo: no lo hago para darte celos, no hablemos mas de él y listo
P: bueno, a la mierda estas con el corazon con agujeritos, hablemos de orgias
Yo: si
P: de orgias ? si o el lo del cuore, si ?
Yo: todo

P: tenés tobillos finos , GRACIAS A DIOS, lo acabo de notar, que alivio
Yo: que te importan mis tobillos?
P: por que siempre te salta esa ondita de bardera ?
Yo: por que bardera?
P: con eso de "que te impoortan mis tobillos"
Yo: yo tengo una fijacion con los pelos y vos con los tobillos, eso parece
P: si totalmente

P: si vos y yo (ejercicio mental) estamos juntos en el futuro yo no te voy a seguir porque se
Yo: me gusto lo de ejercicio mental
P: que en algun momento jugaste in black, eso es lo que pido y lo que doy
Yo: si yo algun dia estoy con alguien distinto de mi marido, va a ser alguien que me de vuelta de verdad
P: ese es el negocio
Yo: y no necesite trampas ni nada por el estilo
P: claro de eso estamos hablando, alcoyana alcoyana

martes, 22 de mayo de 2007

Amor que desapareces



Something is wrong, baby
Is the feelin' gone, baby
Maybe I need to refresh your mind
Think about the love we shared
Think back to the time we cared
Maybe you can find a reason to be here



Esos hombres confundidos que lo quieren todo a cambio de nada son los mismos que nos tildan de histéricas y a la larga o a la corta nos desechan como un trapo viejo.
Esos que al principio se comportan como acosadores insaciables, insistentes hasta la angustia. Esos que, como si de una cacería se tratara, logran desplegar infinidad de estrategias a cual más entreverada para hacerte caer en… “la trampa”.
Y una se desvive ilusionada como una adolescente, planea un futuro lleno de hijos, porque curiosamente él siempre da el perfil de “padre de tus hijos” y en el medio hay mudanzas, viajes, polvos espectaculares y te autoconvencés de que por fin encontraste al hombre de tu vida.
El juego es atractivo, no neguemos la evidencia. Hasta que dejás de disfrutarlo. Cuando ya te involucraste lo suficiente para darte cuenta que él ni siquiera tiene claro qué está haciendo con su vida mientras destruye poco a poco lo que queda de la tuya. No hay sueños ni proyectos porque en realidad él sólo quería pasarla bien y vos solita inflaste una burbuja gigantesca que ahora te está ahogando. Y entonces empiezan los reclamos, las desapariciones, el “te llamo” y “no me llama”, alguna que otra mentira y la ansiedad… siempre esa ansiedad de querer saber qué pasó, en qué te equivocaste, por qué las cosas no son cómo antes…
Otra vez es demasiado tarde para darte cuenta que has sido víctima voluntaria de un juego perverso, con plena conciencia de riesgos y consecuencias. Y no hay vuelta atrás.
Me pregunto cuál es la hormona que nos hace tan irracionalmente vulnerables a estos hijos de puta que pasan por la vida matando ilusiones sin hacerse cargo de nada. ¿Qué nos pasa a las mujeres que no podemos poner el freno a tiempo? Porque en el fondo una “siempre” sabe con qué bueyes ara… No es cuestión de hacerse la mojigata y “no sé, me engañó, no me di cuenta, pensé que era distinto…”
No hay nada peor que dejarse usar y lastimar sabiendo de antemano cuál es el final de la historia. Alguna vez me gustaría ser hombre sólo para comprender mejor.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Fly me to the moon

Que feo cuando estás con alguien que despierta todo tu interés y te sentís tan cómoda contestando sus preguntas y haciendo otras, café mediante que el susodicho fue a buscar expresamente para complacerte y todo es tan perfecto y te sentís tan contenida y feliz y de golpe… ¡zas! Se abre la puerta: “Hola, nena. ¿Cómo te va? Sentate en la camilla que te reviso.” Y entonces la magia se escapa sin dejar rastros. Bueno… algo queda. Porque él sigue mirándote con sonrisa cómplice y está atento a cada uno de tus gestos. No importa que el intruso, que es el que lleva la voz de mando, hable sin parar dando todo tipo de indicaciones que a esta altura ni querés escuchar. Tenés una sola cosa en mente y suponés que él también. Tal vez otro café, donde y cuando nadie interrumpa y después… quién sabe.

lunes, 14 de mayo de 2007

UNO

Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discépolo


Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha
pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina...
Uno va arrastrándose entre espinas
y en su afán de dar su amor,
sufre y se destroza hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón...
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
a un amor que lo engañó...
¡Vacío ya de amar y de esperar
tanta traición!

Si yo tuviera el corazón...
(El corazón que di...)
Si yo pudiera como ayer
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
que hoy me gritan su cariño
los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón...
(El mismo que perdí...)
Si olvidara a la que ayer l
o destrozó y... pudiera amarte..
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...

Pero, Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte...
Déjame que llore
como aquel sufre en vida
la tortura de llorar su propia muerte...
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor...
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar....
Pero un frío cruel
que es peor que el odio
-punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor-
maldijo para siempre y me robó...
toda ilusión...

domingo, 13 de mayo de 2007

Para pensarlo



Cuando pasa, pasa todo junto y no te da tiempo ni para respirar...

ME ALEGRO QUE ESTÉS BIEN. TRATÉ LO MÁS QUE PUDE DE NO HACERTE SUFRIR... CUALQUIER COSA, LLAMAME. BESOS.

CON VOS VIVO UNA ESPECIE DE ENCANTAMIENTO. LO QUE QUIERO ES LLEGAR A TU ALMA, MÁS QUE A TU SEXO. TU ALMA ES LO QUE MÁS ME IMPORTA.

MERI, ¿TE PUEDO DECIR ALGO? NO SÉ DE QUÉ MANERA... PERO TE QUIERO.

viernes, 11 de mayo de 2007

Dos agujas

Un día a mamá se le ocurrió tomar clases de tejido. En realidad sabía tejer bastante bien pero no encontró mejor excusa para que yo la acompañara y aprendiera los secretitos de este arte milenario.
Compramos muchos ovillos de una lana color amarillo patito para tejer un pullover en punto inglés. Y entonces supe que la relación profesora-alumna sería una guerra declarada:

P: No, "punto inglés", no. Te voy a enseñar el "falso americano".
M: Pero yo quiero en "punto inglés".
P: No, porque consume mucha lana y se estira.
M: A-mí-me-gus-ta-el-pun-to-in-glés.
P: Anotá cómo es el "falso americano". Queda muy parecido.

Miré a mamá en busca de apoyo moral pero ella estaba tan embobada con la profesora que le dio la razón. Y chau punto inglés.
Las clases de tejido reunían a una multitud de ancianas decrépitas que, para matizar sus tardes de ocio, se congregaban en torno a la profesora, una vieja autoritaria y malhumorada, parloteando sobre cuestiones trascendentales como la dentadura postiza que se despega y la fiesta de la amistad en el centro de jubilados. Y en medio de las cacatúas, la que suscribe con mis entonces flamantes 12 años.
Yo seguía fiel a mi pullover ahora en “punto falso americano”, asentando cada nueva instrucción en mi cuaderno de espiral. Éramos como perro y gato con la profesora. La odiaba. Un día me obligó a deshacer una manga entera porque decía que no había aprendido las disminuciones y me enojé tanto que metí el tejido en la bolsa sin ver que se doblaban las agujas y me fui dando un portazo. (Siempre doy portazos). Creo que le dije “Vieja de mierda” y me escuchó.
Al cabo de unas semanas, mamá me llevó de prepo a la clase. Otra vez. Y tuve que pedirle disculpas a regañadientes. Pero la profesora estaba anonadada con mi aptitud para con el arte de tejer. “Tiene talento”, dijo delante del clan de viejas parlanchinas. Y entonces cambió de actitud y yo también. Discutíamos pero no le dije más “Vieja de mierda”. Y descubrí que podía aprender mucho de ella.
El pullover patito quedó realmente bien pero lo gracioso es que jamás lo usé y terminé donándolo al Cottolengo.
Más tarde me empeñé en hacer un sweater de hilo en punto “nido de abeja”.

P: No, "nido de abeja" no porque no van a dar bien los aumentos.
M: Me gusta como queda el “nido de abeja”.
P: Te voy a enseñar el punto “gotita”.
M: “Gotita” no, “ni-do-de-a-be-ja”.
P: Anotá cómo se hace el punto “gotita”.

Y así, pelea va, pelea viene, me convertí en una tejedora tan productiva que mamá, por miedo a endeudarse ante el desmedido consumo de lana, decidió poner fin a las clases. Increíblemente, lloré al despedirme de la profesora. Y, pese a su acostumbrado semblante avinagrado, vi que tenía la mirada brillosa cuando me besó por primera y única vez.

jueves, 10 de mayo de 2007

Partners in crime

¿Qué te parece conocer al hombre indicado, en el lugar menos apropiado, en el momento más inoportuno? Y que se quede embobado mirándote y vos a él, diciéndose mutuamente que no hay por qué sentir pudor, tratando de hacerla fácil. Vos te olvidás quién es y sólo pensás que tiene tu misma edad y es tan atractivo… Y él, profesional hecho y derecho, no puede evitar que le tiemblen las manos. Estás nerviosa. Es mejor hablar de otra cosa. O no hablar. Sí, mejor hablar. A esta altura el nivel de excitación es inocultable. Y deseás que todo termine pronto. Después maquinarás todas las excusas posibles para verlo otra vez. Ilusionada, imaginarás encuentros, situaciones… y recordarás con nostalgia que nunca nadie en tu puta vida te hizo sentir igual.

Yo sé que aunque tu boca me enloquece
besarla está prohibido sin perdón.
Y sé que aunque también tú me deseas,
hay alguien interpuesto entre los dos.
Quién pudo presentir que el verdadero amor
nos golpearía de este modo el corazón;
ya tarde, cuando estamos sin remedio,
prisioneros de la equivocación.

(No, mal pensadas: ¡no es el ginecólogo!)

miércoles, 9 de mayo de 2007

¿Quién es? Soy yo

Sonó el timbre. Anochecía. Una ráfaga de viento helado se coló por la puerta entreabierta.
Ahí estaba él, mi príncipe azul, con sus ojos claros y la mochilla tan pesada.
-Hace tanto que te espero…
-Sí, disculpame. Quedé atrapado en Panamericana, 5km de cola…
-Estás cansado… Vení, pasá. ¿Tomás un café?
-No, no, gracias. Mostrame dónde está la antena.
Y con esa seguridad de experto en la materia, destornillador en mano, se subió al techo y puso manos a la obra.
Sin vacilaciones sentenció:
-Es la puntera. ¿Alguien estuvo tocando la antena?
-Nooooo, ¿cómo se te ocurre?
¿Qué le voy a decir? ¿Que le pegué una patada y casi queda giratoria?
Al cabo de diez minutos “encontramos la señal”. ¡Yupiiiii!
Con lágrimas de emoción firmé la conformidad.
-Dame tu teléfono así otra vez te llamo directamente.
-No… esteee… yo no soy de acá. Me mandaron de casualidad.
-¡Qué lástima! Sos un divino, me alegraste la semana.
Le estampé un beso fuerte en la mejilla y se fue trastabillando, completamente aturdido y más desorientado que mi pobre antena.

martes, 8 de mayo de 2007

Todo vuelve

Seguimos sin tele y sin noticias del técnico que debía apersonarse antes de mediodía. Mediodía de no sé qué año… Qué deprimente. Me acuerdo cuando era chiquita y en casa teníamos la tele blanco y negro y la antena palito que había que dar vueltas para todos lados y moverla con minucioso cuidado para detectar en qué posición la imagen era más o menos pasable. Uno la movía y el otro daba instrucciones desde lejos: “Ahora sí, no, más a la derecha, ¿A ver ahí? Sí, ahí está bien, no, esperá se fue el color”. De tan acostumbrados ya no veíamos la estática ni las rayas. Pero ahora que me envicié con la imagen satelital esto de la antenita manual me resulta prehistórico. Bajé el televisor chiquito, ese que no usamos nunca pero es el único que sintoniza “algo” ahora que la tecnología nos abandonó. Giro la antena pacientemente en todas las direcciones posibles pero no hay caso. Aparte perdí la costumbre de levantarme a mover la antena cada vez que cambio de canal. Viene el color, se va el color. Me levanto. Vino de vuelta. Me siento. Otra vez se fue. Y así puedo estar horas mientras intento concentrarme en los programas culturales de la tarde (Rial incluido).
Tengo tres televisores inservibles que se burlan de mi buena fe y una antenita que no coopera.

Te necesito como el juez a la verdad ,
te necesito sin perdón sin vanidad,
te necesito sin temor sin vacilar,
te necesito, singular.

Querido Sr. Soporte Técnico, lo espero ansiosa e ilusionada, por favor no se haga desear tanto, no me torture con su indiferencia.

sábado, 5 de mayo de 2007

MENTA Y CEDRON

Música: Oscar Arona
Letra: Armando Tagini

La noche amiga me trajo al centro
en este inquieto peregrinar,
detrás del tango que nunca encuentro,
del que otros días supe bailar...
Aquél del patio con el aljibe,
cancel de hierro, cordial portón,
que me brindaba, cuando era pibe,
su aroma criollo: menta y cedrón.

¡Yo busco el tango de ayer!...
¿Dónde estará?
¿En qué fuelles escondido?
¿Dónde, su ritmo sentido,
pulido y querido
que no he de olvidar?
¡Dónde están, bailes de antaño,
en los que bajo las parras,
cien acordes de guitarras
nos hicieron vivir y soñar!...

Yo escucho el tango del tiempo mío
tras de las tapias que ya no están,
y evoco el barrio con sus baldíos...
y aquellos cielos de celofán...
Y cruzo el patio de las magnolias,
y se me prenden al corazón
el fiel recuerdo de aquella novia,
y aquel perfume: menta y cedrón...

Nostalgias del corazón.
¡Magnolias, menta y cedrón!

jueves, 3 de mayo de 2007

El círculo

Volvió una noche, no lo esperaba,
había en su rostro tanta ansiedad
que tuve pena de recordarle
lo que he sufrido con su impiedad.
Me dijo humilde: "Si me perdonas,
el tiempo viejo otra vez vendrá.
La primavera es nuestra vida,
verás que todo nos sonreirá"



-¿Cómo andás?
-Bien ¿y vos?
-Maso.
-¿Por? ¿Qué pasa?
-De todo. ¿Dónde estás?
-En la oficina. ¿Vos?
-En mi casa. No te conté todo. Pasaron muchas cosas.
-La verdad es que me contaste bastante... Si pasó “mucho más”, me asustás.
-Sí, mucho más.
-Te llamo y me contás bien.
-Dale. Quiero verte.
-Bueno.