sábado, 4 de agosto de 2012

Mañana

"After all, seasons change. So do cites. People come into your life and people go. But it's comforting to know that the ones you love are always in your heart".

Hay restos de masa en mis muñecas, masa fresca de bizcochuelo y dulce de leche pegoteado. Mamá decía que nunca iba a ser buena ama de casa, que las artes domésticas no estaban hechas para mí. Pues bien, madre, equivocada estabas. O en parte porque, cuando menos, le tomé el gustito a la cocina
 y dicen no lo hago tan mal. Cocinar es mi cable a tierra. Ni la música ni escribir ni leer, ni siquiera tanto como hacer el amor. Cuando cocino olvido por un rato los pesares, me distrae, me alegra, me agota y al final tengo algo crujiente o esponjoso para saborear y compartir.

Cuento las horas que faltan para que se pongan en línea mis planetas y constatar que he envejecido otro año. Tengo miedo de mirar la bola de Madame Aliza, miedo de las decisiones que habré de tomar, miedo de que te vayas y nunca más vuelva a sonreír.

Por si acaso me voy a dormir y, cuando despunte el sol, será el después.

lunes, 23 de julio de 2012

I don't give a shit

Estamos a julio y sigo sin la agenda que me desvela. Me miran raro en la librería cuando pregunto y vuelvo a preguntar e insisto en que no puedo dormir si no la tengo. ¿Qué van a pensar de mí, de este año en blanco sin frases célebres ni decisiones revocadas?

No tengo agenda, abandoné la dieta que me auguraba un futuro de feliz delgadez que es como una vuelta atrás esperando que me entren otra vez las mismas mallas pasadas de moda o el shorcito aquél de flores diabólicas que guardo sólo para constatar que mi trasero sigue aún en su lugar… y por si fuera poco, perdí la Llama Violeta. ¡La perdí!

Antes no creía en estas cosas pero últimamente me he vuelto meditation dependiente y necesito mi llama, que me llame, que me queme, que me revuelva un poco y me haga dormir. 

No alcanza con las pequeñas renovaciones que intento en mi acogedora cueva. Perdí las ganas de decorar, guardar y romper. Tengo hambre.

Ahora me doy cuenta que todas mis frases de este post empiezan con un “NO”.

martes, 15 de mayo de 2012

Feel like a zombie

En aquella época, quedarme sin cigarrillos podía desatar toda una serie de acontecimientos desafortunados. Ahora, en cambio, el hambre es mi peor enemigo. Por eso del doble desayuno y el conito de chocolate suizo y las cosas novedosas del barrio chino. Los chinos tienen ese lado bueno. Ese solo, claro.

El profe del gimnasio no me saluda desde que
abandoné las clases o -lo que es lo mismo- desde que dejé de pagarle, lo cual no sólo me ha vuelto muy independiente sino increíblemente más fibrosa. Ahora me gasto la plata en zapatillas y bombachas con voladitos y levanto las pesas más pesadas sin su ayuda interesada.



El gimnasio me da hambre y el hambre me pone al borde la insatisfacción. 



"Why you don’t touch me?" Una semana de privación puede hacerte sentir muy miserable, sobre todo si decidís renunciar al maravilloso autosexo porque lo otro es mejor, infinitamente mejor cuando deja de ser tan sólo “imaginable”.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Just relax

Ya no quedaban ni las miguitas de Hansel y Gretel. Quizá por eso se aferraba a cualquier minucia... La menor pequeñez le parecía un ancla que los mantenía unidos de alguna forma impalpable...


Extraño cuando los días transcurrían plácidamente.



Me siguen acosando algunas perplejidades filosóficas pero ya no tanto, como eso de que no se llora sobre la leche derramada y el desgrane quirúrgico de mis propias culpas.



Soy feliz de a ratos, cuando no pienso demasiado y simplemente voy y lo tomo o lo hago o lo rompo a patadas.



Mirar la lluvia golpeando la ventanilla del tren, la sonrisa de un kioskero amable, el arco iris, Monteverdi y algunos colores… Eso es felicidad aunque efímera. Quizá por ello, más codiciada.

jueves, 29 de marzo de 2012

Soy MUJER

“El pecado abre las puertas del cielo más fácilmente que una virtud hipócrita”.

Hablar de menstruación es hablar de ser mujer. Una mujer que se precie de tal no negará los dolores, los olores y colores, la pegajosidad y las complicaciones del cambio de tampón.


Los hombres no saben de estas cosas: Les llama la atención el berrinche, la compra compulsiva de toallitas, la conversación entre amigas en la que TODAS coincidimos: en esos días nos hinchamos.

Is menstruation a sin?

La nona decía que “en esos días” no había que lavarse la cabeza. También decía que bañarse “en esos días” acortaba la vida. Y decía muchas otras cosas, como que el dolor cesaba con un trago de ginebra y que podía cortarse el flujo tomando té de borraja y limón. Otra forma muy pecaminosa de suspender la menstruación era mirarse al espejo y se sabía que una andaba con la regla si batía la mayonesa y ésta se cortaba. Cualquier batido se cortaba “en esos días” y la masa de pan no leudaba y las sandías se secaban.

“En esos días” que ya no son. Ahora somos inimputables y podemos bañarnos, tomar sol, hacer el amor y depilarnos sin que nos posea el demonio ni se eche a perder la comida.

Los hombres siguen sin entenderlo pero la Naturaleza es sabia: por algo no los ha preparado para abrazar la femineidad.

lunes, 20 de febrero de 2012

Todo el tiempo vivido que hemos perdido sin protestar

En las hadas no sé, pero en las brujas creo firmemente. Y también en el desayuno "bis", los hongos, el síntoma y en algunas versiones del amor.

He visto que hoy mis tres curvas biorrítmicas descienden. Sumado a que me sobra el tiempo y de a ratos llueve, la combinación resulta escalofriante. No quiero que me pase otra vez... Hace exactamente un año me preguntaba qué sería de mí un día como hoy, de mí y de mis endorfinas, contigo o "sintigo", si habría logrado pasar la prueba. Pues pasé. Y ahora pienso que no fue tan malo, o tal vez sí pero no tan aterrador como el hecho de que en mi infancia todas mis bombachas eran blancas.

No sé qué quiero pero sé lo que no quiero. No quiero que te vayas de mí.

domingo, 19 de febrero de 2012

Una tarde cualquiera

O el maravilloso arte de hacer lo que se me da la gana.

Señora MASA



Ravioli di ricotta e spinaci, miei preferiti



Higos negros en ebullición



¡Y qué mermelada!



La mia Pasta Frolla



¡Buona mezza e tutti contenti!

miércoles, 15 de febrero de 2012

Subís o subís

No quiero que me abraces. Mejor abanicame y no te detengas hasta nuevo aviso.

Caminar por estas tórridas calles envuelta en ventiladores, eso quiero. Y que la bendita tarjeta que SUBE la temperatura y el mal humor me llegue un día de sorpresa cual carta de amor o que una simpática cigüeña la arroje por mi ventana o que me la traiga el repartidor de soda, cualquier cosa menos derretirme al sol en una plaza invadida de palomas que me picotean los pies como si fuera un pochoclo.

In-hu-ma-no. Lo del Gobierno de la Ciudad reparten vasitos de agua para paliar el desmayo. Agua que inmediatamente el cuerpo transpira, se evapora y retroalimenta el ego de esta humedad aplastante. Me pregunto si multarán por meter los pies en la fuente. Agua. El calor induce al delirio. Sueño con latas de Mountain Dew y una bolsa de papas fritas. 

Damas y caballeros, por aquí se SUBE a la Matrix.
Concurrir solo de Elegante Sport.
Prohibido el expendio de bebidas alcohólicas a menores de edad.
Por favor, corriéndose por el pasillo que al fondo hay lugar.
Cuando yo le avise suelte el embrague y acelere.
No hay de qué. ¿Es para mí? No se hubiese molestado, etc... etc...

lunes, 13 de febrero de 2012

All we need is love

“E pluribus unum” (En la pluralidad somos uno)


Detesto San Valentín y cualquier cosa con forma de corazón. Detesto las parejitas acarameladas que se hacen ojitos y prometen amor eterno y llenan las redes sociales de frases empalagosos y fotos con ositos. Detesto las tarjetitas de Winnie Pooh, el concurso del beso interminable y las bodas en serie. ¡Detesto el día de los enamorados!

Usted, Dr. AC… explíqueme por qué no estamos festejando hoy, mañana, pasado… Sepa que no quiero chocolates, tampoco globitos ni flores, pero nada mal vendrían unos triples de atún con mayonesa y más tarde, quizá, un helado cucurucho de esos que a usted le gustan tanto. Entérese de una vez y deje de hacerse el tonto.

Ah… el amor es así.

lunes, 30 de enero de 2012

Liberté

Estreno ojotas blancas. Reestreno soltería.
Marido lejos. No tengo culpa. De arrepentirme, ni hablar.
Esta noche sushi. Sushi y champán.

miércoles, 18 de enero de 2012

Elocuencia

Esta mañana, pegándole a la bolsa, hizo un descubrimiento fundamental. Se dio cuenta por qué, algunas veces, llora un poco después de hacer el amor. Creía, al principio de esta historia, que era la respuesta adecuada a un posible fracaso pues nadie tiene el futuro asegurado y mucho menos el amor. Sin embargo, es algo diferente, más profundo... radical.
Revelaciones del punching ball.

martes, 17 de enero de 2012

Dangerous flora


Esta cosa está viva y crece en mi balcón. De sus hojas carnosas se desprenden semillitas y donde caen florece un brote nuevo. La planta del horror ha invadido las macetas cercanas y planea extenderse más allá de lo que permitido. Es seguro que me observa y estudia todos mis movimientos. Por si acaso, no le hablo y la riego poco.

Sentada en la reposera azul bajo el tórrido sol de la tarde, mate en mano, leo a Dumas. Siempre vuelvo a Dumas y es que no conozco remedio más efectivo contra mis fantasmas. 

El ruido de la bombilla me devuelve un poco a la realidad. Una gota de sudor moja la página del libro. El calor agobia. La gata se acerca melosa en busca de caricias, se refriega contra la reposera pero sólo por un segundo. Ha encontrado algo que ocupa toda su atención, algún insecto, una hoja seca... Con horror la descubro jugando con un manojo de semillas que antes no estaban ahí. La aparto con asco y vuelco el agua del termo sobre las semillas. Me mira con sus ojos de reproche amarillos y se va sin entender el miedo que me produce esta extraña planta y la sospecha de que H la ha puesto allí para espiarme.  

Cierro el libro y me hundo en la frescura de mi habitación. Cambio a Dumas por un rompecabezas y el mate por vino helado. Adoro los rompecabezas. No tanto como el queso de rallar, pero casi. Me gusta que las cosas terminen encajando como corresponde. Mañana me desharé de ella.

sábado, 14 de enero de 2012

Bienvenidos al tren

Hay un paraguayo colgado en el hueco del contrafrente. Es el pintor “de exteriores”, así se autodenomina, y desde hace días sube y baja en la silleta con ruido de latas y pinceles. Me asusté la vez que apareció de la nada asomando medio cuerpo adentro de la cocina, entonando un sapucai a modo de saludo mañanero. La incredulidad cedió paso al enojo y se lo hice entender. La cocina es mi templo y no se entra así como así, ni que se le zafe la silleta.

Con el correr de los días nos hemos hecho amigos, le sirvo agua fresca cada vez que lo veo sudar la gota gorda y charlamos de la vida y de los marcos de las ventanas. En breve le sonsacaré el secreto del tereré y entonces seremos casi familia.

El otro, el pintor “de balcones”, es algo muy distinto. Nos cruzamos ayer en el ascensor. Tan alto y tan bonito y los ojos tan azules.. un Brad Pitt paraguayo. Lo espero de un momento a otro, tarde o temprano será el turno de mi balcón y vendrá, sé que vendrá.


jueves, 12 de enero de 2012

El cadáver de la novia

Pensé que eran sólo cosa de chinos pero este tailandés se lleva la palma. También pensé... "Así se casa cualquiera..." Pero no, cualquiera, no.


Y te vas, y te vas,
al cielo vestida de novia te vas,
y un coro muy triste de ángeles
solloza la marcha nupcial.

martes, 10 de enero de 2012

Tribulaciones del proceso creativo

A quien le interesara o interisiese...

Breve ensayo sobre la coda de la canción de Manuelita (la tortuga, claro)

Si no fuera por la señora Walsh (siempre viva en el recuerdo) nadie sabría nada sobre Manuelita. El arte no recrea la realidad, la crea. Aún así, no me gusta el final de la canción que es muy grave y tétrico. Manuelita es una obra larga, con saltos frecuentes, calderones, cortes y quebradas y unos cambios de tonalidad en cada retome popurritezco que, si le pifiás, no encuentran ni el cadáver de la tortuga.

La pista: Si Manuelita no sabe a dónde va... ¿por qué debería saberlo el coro o su público?

Hipótesis: Manuelita no sabe a dónde va porque no encuentra la tonalidad en la cual resolver su existencia.

Solución alternativa: debería escribirse un final donde hasta el penúltimo acorde no se sospechara la tonalidad de la resolución, ni siquiera de la ruta que conduce a ella, pero que, al igual que los axiomas, nadie dudara de su validez, como si fuera una cuestión de fe.

Llevo cavilando en esto 4 horas, desde que esa periodista desgraciada dijo: "Un año sin María Elena..." No me soporto más, siempre molestándome. Al final no logro nada más que un inmenso cansancio y el dolor de terminar donando mi ego a las musas. Gasto demasiado ego, por suerte siempre queda un restito.

Volviendo al asunto... Como la resolución no debiera durar más de 4 compases, no hay tiempo de hacer ostentosas modulaciones ni excesivas y maliciosas disonancias sin que se enchastre el encuadre ni la comprensión del exiguo texto. Al fin y al cabo, lo que necesita Manuelita es un cirujano plástico, no una conducción razonable de la lógica afinativa.

Ustedes dirán que estoy loca o -por el contrario- que teniendo las cosas tan claras he podido resolver el enigma. Lamento comunicar que NO, para nada. Cuando lo logre, serán los primeros en saber. Y no importa que no hayan entendido la mayor parte... lo importante es el cariño.

La única diferencia ente un loco y yo, es que yo sólo lo parezco.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cuidado con lo que deseas

I used to hate her. She was a ghost, a thorn in my shoe… Damn her! But the only way to destroy an enemy is to know him. Now I know you, bitch, and that makes me much more stronger.

Yo quería una casa de muñecas, pero no una cualquiera, tampoco demasiado rosada. Es obvio que no fui muy específica pues Papá Noel trajo media casa, tenía todas las habitaciones pero venía abierta al medio... ¡se veía todo! Para compensar, recibí también un bañito de juguete equipado con bañera, ducha y burbujas. Se cargaba agua en un compartimento y empezaba a funcionar la ducha y el inodoro y era mucho más divertido que jugar con la casita. Pasé la mitad de mi infancia jugando con un baño.

Más tarde ansié ser libre y me fui cantando bajito a vivir mi vida sola que, de tan sola, se tornó aburrida. Entonces deseé un compañero de aventuras y apareció “el marido”. Se ve que exageré la nota y peor cuando construí la casa de mis sueños y amanecí enjaulada en el country, entre cuatriciclos y tetas de goma. 

Por eso, durante mucho tiempo, no deseé nada por miedo a estos malos entendidos. Hasta que un día llegó ÉL. No lo busqué, es probable que lo deseara en secreto y por desearlo con tanta fuerza alguien lo plantó delante de mis narices y no se despegó más. Desde entonces he aprendido a manejar la intensidad del deseo y conducirlo por mejores carriles. Excepto cuando me enojo. You wouldn't like me when I'm angry… Entonces mis deseos se transforman en algo horrible y crecen y explotan en remolinos de consecuencias imprevisibles.


Así y todo, pensé que no funcionaba con ella. Tal vez a causa de la distancia o por la maldita llama violeta o por los vahos de amor y paz que la rodean como si no fuera de este mundo. En algún punto se cree superior, como si flotara a centímetros del suelo y la vida fuera para ella todo sonrisas y abrazos de luz. Hasta que un día se cruzó en mi camino y eso no se lo perdoné nunca. Ese día todo cambió.

I wished her to be miserable the rest of her life. Pero se me fue la mano, se me fue… Prefiero pensar que no fue mi culpa, ni pecado ni omisión, pero de algún modo lo hice y la maldición le cayó como un rayo de kriptonita que la va deteriorando de a poco. Luce una arruga profunda debajo de la nariz y patas de gallo dignas de la Legrand, ya no es bonita, es simplemente esquelética, raquítica, la infeliz ha perdido la autoestima en algún cajón del ropero. Es como si de pronto hubiera tropezado con el chupacabras o con la Bathory.

No siento lástima. Su padecimiento nunca será superior al mío. A veces sueño que la descuartizo y hago nuditos en su pelo desteñido. Me asusta lo perversa que puedo llegar a ser cuando de ella se trata. Y más me asusta la potencia de mis deseos.