lunes, 9 de marzo de 2009

Clave de Do en tercera

Era inevitable.
No hay fondos suficientes para deleitarnos con Mozart y su incomparable Réquiem que, dicho sea de paso, era la frutilla de la torta de este año musical tan nutrido.
Esperamos con ansias la llegada del Sponsor como los judíos esperan a su Mesías, y así seguiremos esperando por los siglos de los siglos porque en este año de malaria generalizada no hay más que pelusas en los bolsillos. El maestro S ya no escandaliza, se limita a anunciar que la versión de Fauré será con órgano porque el dinerillo destinado a la orquesta sólo alcanza para solventar la puesta de Semele.
Y daaaale con Semele…
La partitura es pesada, voluminosa, la escritura pequeña obliga a forzar la vista para descubrir la melodía en esas cositas que son como hormigas, llevará tiempo acostumbrarse. Y lo peor es que el infierno tan temido está escrito en cuatro claves diferentes, a la antigua, nadie se ha tomado el trabajo de transcribirlo de manera aceptable y ahora toca leer ese horror inaudito que es la clave de Do en tercera, que marchita la voz de las contraltos y es tan pero tan difícil… Peor para el dire que es como si interpretara varios idiomas al mismo tiempo, pero él no se queja, más bien alardea de esa capacidad sobrenatural de los músicos bien dotados.
Lo bueno es que la nueva sala de ensayos es de lo más acogedora, un pequeño paraíso en el barrio de mis amores, así da gusto. Todos están contentos, es bueno reencontrarse y si el motivo es cantar, no es posible pedir más.
Pensé que no iba a poder esta vez, en especial porque no logro evadir el recuerdo que me golpea el pecho a cada instante, porque tenía la ilusión de compartir esta dicha sencilla sabiendo cuánto le gusta, porque cada paso que doy es como un desprendimiento, un adiós no querido.
Sin embargo cantar afloja las tensiones, me libera, la voz se expande clara y potente y es delicioso saberme parte de esta increíble armonía, aunque Haendel haya complicado las cosas con sus claves retorcidas, aunque no sea Mozart este año, aunque por un largo tiempo me siga sintiendo perdida.

No hay comentarios.: