viernes, 7 de noviembre de 2008

Aquí hay gato encerrado

La vez que H encontró un mensaje comprometedor en el celular y dudó… Tenía razón, claro que tenía razón. Le mentí, fue doloroso, no quise que sufriera, lo protegí como pude pensando que a veces es mejor “no saber”, y protegí con igual empeño a mi nuevo amor, el que me daba fuerzas para empezar de nuevo, al que no estaba dispuesta a renunciar así como así.
Uno nunca sabe lo que es capaz de hacer, cuál es el límite, cuando entrás al juego no hay forma de salir, es como un Jumanji hecho realidad, infinitamente más crudo e incierto.
Borrar mensajes en el celular se transformó en mi mandato por excelencia. Borrar. Borrón y cuenta nueva. Borrar historiales, registros… Borrar y memorizar. Borrar y olvidar. Borrar y constatar que la evidencia se esfumó.
Claro que a veces nos descuidamos, cometemos errores, sucumbimos ante el exceso de confianza, pensamos que ya no nos descubrirán, que no hay motivos para esconderse, y abrimos las puertas de nuestro pequeño vasto mundo, olvidamos “borrar”, olvidamos que hay ojos que ven y corazones que sienten, olvidamos que no somos libres.

Ella está detrás de algo o “alguien” pero no logra dar en el blanco, tantea las
pistas que han desperdigado a su paso con el afán de descubrir o confirmar, camina a tientas en medio de una niebla espesa, rodeada de extrañas luces acuosas que la confunden, asiéndose con desesperación al primer indicio, duda de todo y de todos, sospecha.
Yo miento, tú mientes, ella miente, todos mentimos. Pero en toda mentira hay un trasfondo de verdad, una verdad muy palpable, arrolladora, imbatible. La verdad que tememos, la verdad que preferimos no enfrentar…


Como sea, todo esto no ha hecho sino reavivar mi adormilado espíritu aventurero, ahora sólo pienso en recorrer los pasillos de la Matrix camuflada bajo un alias muy chic, un antifaz con lentejuelas tornasoladas y una nutrida colección de Ip’s movedizos que borrarán todas mis huellas.
Patrullaje. Eso es lo que me estaba faltando, ahora caigo en la cuenta… Adrenalina pura, misterio, intriga, como en los episodios de Remington Steele pero sin Pierce Brosnan (desafortunadamente…)
Sólo temo, esta vez, llegar tan lejos que la verdad sepultada bajo la mentira destruya la escasa inocencia que queda en mí…

Al don, al don,
Al don Pirulero,
Cada cual, cada cual
Atiende su juego,
Y el que no, el que no
Su castigo ha de pagar…

No hay comentarios.: