lunes, 19 de septiembre de 2011

Pisó un tomate y se mató

Pobre la modista… Uno sale a hacer las compras y termina en el hospital, si tiene suerte en pocos meses estará dando los primeros pasos en un andador,  con cuatro dientes menos y un miedo fóbico a los tomates.

A cualquiera le puede pasar. Yo no pisé ningún tomate pero, muy accidentalmente, el codo del dr. AC terminó incrustado en mi mandíbula y sonó tan fuerte que nos asustamos. Podría haber sido mortal y ahí lo quiero ver… escondiendo mis restos debajo de la cama, borrando las huellas, saltando al vacío desde la ventana del cuarto piso y huyendo de mi fantasma vengador por el resto de sus días. Desearía haber pisado el tomate.

Me reí de mi propia torpeza para restar gravedad al asunto hasta que vi que la cosa empezaba a hincharse como paperas. A falta de hielo, sostuve la botellita de agua mineral contra el cuello pero, aún así, avanzó la hinchazón. A la hora de dormir, apenas podía abrir la boca.

Desperté con una pelota de goma espuma atascada en la garganta. Dolía más al agacharme y, cuando el perro se abalanzó a los lengüetazos, creí morir. Soporté la tortura estoicamente sin recurrir al hielo que hiciera sospechar. Inclusive mastiqué el asado del domingo.

Por la noche luchaba contra el desmayo. Me encerré en el baño con una bolsa llena de cubitos y dejé que se congelara el cuello hasta la insensibilidad total. Dormí y soñé que
los Pitufos se trepaban a mi almohada y tejían guirnaldas en mi pelo. Era la gata que últimamente sufre delirios de peluquera. Por la mañana ya me sentía mejor.

AC ni se enteró.

4 comentarios:

Luciano dijo...

Uh! Grave, che. Sólo con hielo se arregló?
Yo estoy viendo cada chichón pro acá que meten miedo.

Menta Ligera dijo...

Podria haber sido peor. No perdi ningun diente ni se me zafo el maxilar pero casi.. Hielo, si. Despues del tercer dia ya podia hablar con normalidad.

Luciano dijo...

Yo me hubiera asustado. Soy cagón con esas cosas.

Menta Ligera dijo...

y.. un poco me asuste