miércoles, 31 de agosto de 2011

Una novia con pies fríos

He notado con frecuencia que la sensación de frío es directamente proporcional a mi estado de mal humor. Por eso acepté la segunda frazada que me ofreció Ernest y me tapé hasta la nariz mientras él disparaba contra mis pelos rebeldes, evitando quejarme y hablar de cosas importantes.

Ya no protesto tanto y no ando contando los pelos en el espejo, sencillamente me resigno y lo dejo hacer cuando me revolea como a una muñeca de trapo de un lado a otro de la camilla. No rezongo más, a lo sumo lo miro con cara seria desde la oscuridad de los lentes protectores que son demasiado grandes para mi cabeza.

-¿Así estás cómoda?
-No…
-Tenés los pies helados...
-Sí…

Envuelve mis pies con varias vueltas de frazada y me cuenta una historia de juventud, de un amigo que ansiaba una “NOVIA CON PIES FRÍOS”. Es que, al parecer, los pies fríos son el indicador de una gran producción de estrógenos o sea que estaría uno en presencia de una mujer muy femenina, sexualmente muy deseable, recaliente, una auténtica perra. Por algo reza el dicho: “PIES FRIOS, CORAZÓN ARDIENTE”.

Y así siguió metiéndose en camisa de once varas explicando muy científicamente que es el sueño de todo hombre tener una NOVIA CON PIES FRIOS y yo escuchaba con atención sin hacer comentarios y cada tanto pegaba pataditas para desentumecer mis piecitos congelados.

No hay comentarios.: