martes, 10 de julio de 2007

Blanca y radiante


La tarde de ayer fue casi perfecta para muchos. Para los que pudimos disfrutar, reír, jugar y ver por primera vez un paisaje diferente, increíblemente blanco y frío.
H completó el cuadro con chocolate en rama que compró en la estación de servicio más cercana donde la demanda alcanzaba niveles insospechados. Porque curiosamente la nieve desató antojos inaplazables de “chocolate en rama”, desde el más chico al más grande se arrancaban las vestiduras por un mísero chocolatín. A mí me dieron ganas de unos buenos mates con pastelitos de dulce de membrillo, así que nos castigamos de lo lindo mientras veíamos acolchonarse la nieve sobre las ramas de los árboles.
Al menos por un rato pudimos descansar de la Copa América…
El country estuvo de fiesta: los chicos corriendo de un lado a otro, hundidos los pies en ese maravilloso manto inmaculado, mamá sacando cientos fotos desde todos los ángulos posibles sin perder el más mínimo detalle y papá queriendo inmortalizar la imagen histórica de la 4x4 totalmente nevada mientras fumaba un puchito que se le congelaba entre los dedos. Y todos contentos.
Lástima que cuando me dispuse a divulgar las fotos que algún día mostraré con placer y orgullo a mis nietos… ¡zas! Se cortó la luz. Últimamente se corta muuuuy seguido. Lo peor es que la electricidad se lleva también el calor y una vez más, emulando a nuestros ancestros cuando aquella otra nevada ahora tan recordada, terminamos acurrucados frente al fogón tratando de hacerle frente al invierno.
Noche blanca.
Otra ronda de mate bien calentito y a esperar que vuelva la luz. Y mientras tanto, narices aplastadas contra la ventana empañada mirando cómo el cielo se deshace en copos que son como pedacitos de algodón.
Por una vez Buenos Aires se viste de novia.

1 comentario:

Angelina dijo...

Y... pensar que acá rogamos de que no nieve para tener un invierno tranquilo!