martes, 15 de febrero de 2011

To my dearest friend

Tengo que decirte una "cosa". No. Dos cosas.

Lo primero es ¡GRACIAS! por tu inesperado y conmovedor regalo. Es lindo regalar y regalarse y que te regalen, no importa qué, a menudo basta con unas líneas garabateadas en un papelito, así nomás. Tengo docenas de esos papelitos, todos bien guardados, pero esto no viene al caso. Los regalos llevan implícito el mensaje "PENSE EN VOS". ¡Y los más lindos regalos me los has hecho siempre vos!

Lo segundo es que me quedé pensando es eso que decías de "situaciones intermedias entre la compañía y la soledad". Si el sentido fuera aliviar el contraste entre una situación y la otra, todos deberíamos recibir entrenamiento en SOLEDAD, desde los últimos años de la primaria o en la secundaria, cuanto antes mejor, igual que con los idiomas y la música. Pasar un tiempo sin nadie, sin familia ni amigos, ni siquiera algún conocido. Nadie que te espera ni nadie a quien esperar. La duración de la experiencia tendría que ver con la edad del alumno y se iría ampliando conforme éste va adquiriendo templanza y capacidad de disfrutar de sí mismo sin necesidad de otros. Entonces, si por elección o por las vueltas de la vida, te toca estar solo, ya sabés cómo es. Sería una materia extracurricular, una especie de taller: el nombre podría ser el seco Introducción a la Soledad u otros más ingeniosos como El Solitario, como el Llanero pero sin caballos.

2 comentarios:

lord raleigh dijo...

To you, Queen... everything!
Te espero el sabado en el limbo de los elegidos. Vlad te extraña un poco menos que yo.

Menta Ligera dijo...

Ralph!!!! Que surprise, milord! Hare todo lo posible, sobre todo si contamos con la grata compañia de Vlad. (Deja abierta la puerta, mira que tengo vertigo)