jueves, 8 de enero de 2009

Eva, las brujas y un motete

Estábamos citados en el salón contiguo a la Iglesia, a la hora en que el sol se pone y las calles del microcentro porteño van quedando desiertas.
Sólo con atravesar las puertas del templo era posible gozar de un clima más benigno, en parte por eso y un poco movida por la curiosidad o la nostalgia de costumbres heredadas, me instalé en el fondo, pegada a la gran columna corintia, hipnotizada por el lenguaje cautivante de los vitrales y los frescos, tan luminosos que han debido ser restaurados recientemente… ¡Oops! ¿Y esa pintura del Génesis? No puede ser… ¡Lo veo y no lo creo!
Una de las Iglesias más antiguas de Buenos Aires, tradicional, conservadora, clásica, ortodoxa… y en la cúpula ¡Adán y Eva en pelotas, como recién sacados de la portada de Playboy! Una Eva muy real, demasiado… “carnosa”, parece Pocahontas salida del quirófano con las prótesis recién
estrenadas, y su Adán, un morrudo partenaire, ignorando la hoja de parra exhibe el bulto como si tal cosa… Juntos se pasean a la vista de la feligresía en actitud equívoca, despertando todo tipo de connotaciones pornográficas alejadas del buen gusto.
¡Habráse visto!
¿Pero qué clase de artista pinta una Eva así de pulposa que, con unas plumas y un par de lentejuelas en el conchero, sale a patinar las escaleras del Maipo como la que más?
Y el cura… ¿Pero son o se entrenan? Tan gordo que se merece una drástica dieta pro anorexia y, como penitencia, un sustito al mejor estilo Pecados Capitales; la voz susurrante, morbosa, con estudiadas inflexiones, más que piedad inspira terror, asco, imagino un ser abominable inundado de perversiones, vengativo, soberbio, rapaz, despótico. ¡Puaaaaaaajjjjjjjjjj!
No puedo soportarlo, siento náuseas y unas ganas locas de escapar. Menos mal que ya es casi la hora del encuentro pero… ¡no, no y no! Clavado que hoy no es mi día…
La convocatoria estaba dirigida a todos aquellos coreutas que se aburren a la espera del inicio de un nuevo ciclo de actividad musical, los interesados en integrar un coro de cámara bajo la guía de un ignoto director que se dice especialista en música sacra, en fin, un coro de verano para el que no tiene nada que hacer.
Lo que no imaginé es que las brujas patéticas que conforman desde hace siglos el séquito
inamovible del maestro S, serían las primeras en llegar. Para variar, con sus collares llamativos y ese cacareo exasperante, quejándose del calor y la espera que se alarga imprevisiblemente. Justo ahora que me había ilusionado con conocer caras nuevas, voces nuevas y jóvenes, sobre todo jóvenes, me encuentro atrapada sin salida en este círculo aplastante, una flor entre los cardos, bonito consuelo, y ni el director vale la pena, no me gusta, no me llega, adolece del carisma que disculpa los defectos, es uno en el montón.
La obra que abre el ciclo es un madrigal de Gutierre de Cetina que, si no fuera por las sopranos que chillan como caranchos, invitaría a una sana reflexión sobre el amor y la naturaleza. Hay promesas de Pergolesi y su Stabat Mater –que bien podría no ser de su autoría, eso está por verse- y un sinfónico-coral tan antiguo como desconocido.
Menos mal que Palestrina nos libera del bostezo crónico con un bello motete, delicado, sutil, con rumores de agua y hojas verdes agitadas por la brisa del amanecer…
Claro que no alcanza para ganarse mi fidelidad. Hastiada, rumiando la decepción del deseo insatisfecho, me alejo por las calles solitarias tarareando compases que pronto olvidaré…


Sicut cervus desiderat ad fontes aquarum,
Ita desiderat anima mea ad te Deus.

3 comentarios:

Luciano dijo...

"imagino un ser abominable inundado de perversiones, vengativo, soberbio, rapaz, despótico."
Genial.
Piba, escribite una novela, por el 11% te represento.

Menta Ligera dijo...

Ojala... Y vivir de eso, como sueño no esta nada mal, no? Se me ocurren varios titulos. Acepto tu comision.

Luciano dijo...

Dale entonces, ponete las pilas. Te mando una resma A4 y dos cintas para la máquina.