miércoles, 23 de diciembre de 2009

Amasando paciencia

Mi horóscopo de hoy dice que tendré que hacer gala de gran determinación para afrontar las contrariedades que se aproximan… “Mercurio, hostil, demanda precaución y paciencia”.

Es casi seguro que se refiere al pan dulce con el que vengo batallando apasionadamente desde el amanecer porque se resiste a leudar como yo quiero. Pero si no resulta un éxito culinario, al menos que se deje masticar, caso contrario terminará catapultado desde el balcón. Y es que la paciencia nunca fue mi fuerte y eso que me esmero pero, cuando casi estoy por lograrlo, me viene a la cabeza la perorata de mamá que machacaba como un mortero… “¡Con ese carácter podrido no vas a llegar a ningún lado!” También decía que un día me iban a “bajar el copete” y tenía razón. Pero que me gane un pan dulce… ¡eso sí que no!

La dejé reposar en el horno tibio todo el tiempo que quiso pues no hay que molestar a la masa cuando está engordando, no hay que mirarla porque se inhibe. Ella es así, cuanto más gorda, más feliz. El secreto es agregar las frutas después de la primer leudada y se la deja descansar un rato más, como cuando uno apaga el despertador a la mañana y sigue de largo porque todavía es temprano y esos diez minutos de yapa son tan pero tan reconfortantes.
Paciencia, paciencia. La cocina es un enchastre de harina y esencia de azahar, todo huele a azahares, la masa, las cortinas, mi pelo…
Es como si la viera… otra Navidad, muchas Navidades… mamá corriendo por la casa controlando el pavo, gritando que nos fuéramos a dormir la siesta y la dejáramos cocinar tranquila, cada vez que pasaba por el comedor arreglaba las bolitas de la ikebana y seguía su carrera navideña contra el reloj y la ansiedad.

Es en estos momentos cuando me cae la ficha porque, de alguna manera, todos esperan de mí esa cosa maternal que suponen heredé como por milagro. Pero yo no soy “mamá”, por mucho que me parezca a ella no le llego ni a los talones, se me pega la creme brulée, nunca aprendí a bordar el punto festón, no sé arrojar panqueques al aire, no tengo paciencia… no soy madre.
A las cansadas, el pan dulce triplicó su tamaño, se lo ve esponjoso, desafiante. ¿Será que no lo hago tan mal…? Parece que sólo era cuestión de esperar… y qué difícil es.
Paciencia...

4 comentarios:

Sofi dijo...

una masssssssa! sos una genia, me matan tus manitos a toda velocidad....... jajajaaaaaa!!! guardame uno, no seas guacha.......

Menta Ligera dijo...

Sofi,
Te guardo.. Como queres que te lo mande?? Con la cigüeña? En jet privado? Me hubiera encantado que estuvieras aca y haciamos guerra de harina.. te acordas? Salieron ricos (muy), por un momento pense que fracasaba pero no! Estan espectaculares!!
Hablamos mañana? Te quiero mucho!!

♋ Mariposa dijo...

Hayyyyyy que ricoooooooo se me hace agua la boca :S jaja
genia Menta!!! genia total :)vos tambièn sorpendès con el arte culinario! que maru botana ni ocho cuartos!!!!
te quiero mucho, muchas gracias por el msj, me encantò, justo estaba manejando y fuè el ùnico que abri...
besitos

Luciano dijo...

Excelente! Qué pinta! El pan dulce lleva un agua de no se qué, no?
Poneme uno en el freezer.
Buen año!