viernes, 2 de julio de 2010

Notas mentales

Con una mano plancho, con la otra cebo mate. El celular vibra enloquecido en mi cintura, alguien toca el timbre, la pava silba sobre la hornalla y tose la impresora por culpa de un papel atascado. De a ratos escucho la requetedifícil fuga de Brahms que aprenderé a fuerza de machacar. Un ojo atento a la derrota de Brasil, el otro obsesionado con la suciedad que empaña las ventanas.

Intento recordar qué cosas no debía olvidar… Hoy, mañana, pasado… La lista de “pendientes” se torna demoledora y escapo a lugares menos pretenciosos, a los brazos de mi amado que me envuelven en un tul de fantasías multicolores, a los mares tibios de corales y sirenas, a la quietud del teatro vacío cuando ya se han ido los aplausos.

Rompí una cábala… sin querer, pero la rompí. Y ahora temo que mañana… Pero esas cosas no hay que pensarlas, mucho menos pronunciarlas. Debe ser eso lo que me tiene mal o quizá sólo estoy nerviosa por el show del stripper y quiero salir corriendo pero debo quedarme y amasar los pancitos que les prometí a las chicas. Debo, debo, debo… No hay espacio para el deseo, para ningún deseo. Desespero, quiero y no puedo, pero quiero mucho.

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