
Intento recordar qué cosas no debía olvidar… Hoy, mañana, pasado… La lista de “pendientes” se torna demoledora y escapo a lugares menos pretenciosos, a los brazos de mi amado que me envuelven en un tul de fantasías multicolores, a los mares tibios de corales y sirenas, a la quietud del teatro vacío cuando ya se han ido los aplausos.
Rompí una cábala… sin querer, pero la rompí. Y ahora temo que mañana… Pero esas cosas no hay que pensarlas, mucho menos pronunciarlas. Debe ser eso lo que me tiene mal o quizá sólo estoy nerviosa por el show del stripper y quiero salir corriendo pero debo quedarme y amasar los pancitos que les prometí a las chicas. Debo, debo, debo… No hay espacio para el deseo, para ningún deseo. Desespero, quiero y no puedo, pero quiero mucho.
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