martes, 27 de abril de 2010

Sus ojos se cerraron

Yo sabía que no podía durar. Lo supe en cuanto lo vi, tan flaco, insulso, insignificante, el reemplazo forzoso de aquel otro que supo ser mi compañero fiel y que un día me dejó, ese amargo día se fue para no volver y ya nada fue igual.

Ni siquiera fue bello mientras duró. No hicimos ningún esfuerzo por entendernos. No me decía las cosas que quería escuchar y si hablaba, su voz sonaba tan bajita que no lo escuchaba. Dormía en lugares oscuros, olvidado, ignorado. No me dolió perderlo, no me dolió para nada aunque, de haberlo planeado, seguro no me salía.

Podrán decir que lo maté pero fue tan sólo un piadoso accidente. Se ahogó. En el inodoro. ¡Splash! Y no pude resucitarlo.

Pero como no hay mal que por bien no venga, corrí veloz como el rayo a cambiar el mojado aparatito por uno nuevo, uno mejor, uno que me guste de verdad. Y me entregaron éste, grandote y forzudo, con un vozarrón arrabalero que me hace suspirar como una quinceañera enamorada.

Se llama Ringo, es negro y pesa lo suficiente para hacerse notar. Nada de camaritas, ni emepetré ni bulutut… Eso es para las nuevas generaciones que no conocen el Winco, los cospeles, los marcadores Sylvapen o al inspector Gadget. A mí no me vengan con modernidades que no hacen sino atentar contra la verdadera comunicación, la inteligente. Para eso me quedo con mi ladrillito que tiene lo que hay que tener. Y se finí.

3 comentarios:

Luciano dijo...

Yo tengo que cambiar el mio, ahora vienen todos con porquerías y chiquititos.
En fin, hay que sufrir el embate de los tiempos. Mejor la pasaron los medievales, usando la misma tecnología por siglos.

Menta Ligera dijo...

Totalmente de acuerdo. Nosotros involucionamos demasiado rapido, ya va a venir un virus extraterrestre y nos va a liquidar a todos, tipo contagio wifi.

Luciano dijo...

Piba, gracias por el consejo, ya cambié la fuente del blog Ojos de Mermelada y se puede leer más fácil.
Y eso que soy "infomático"! :)