miércoles, 14 de mayo de 2008

La demente Menta

Rápido, antes que se escurra al subconciente y deje de resultar espantosamente real...
Soñé que bailaba merengue con un morocho espectacular y, en un giro vertiginoso, se quebraba el taco de mis botas blancas de charol estilo Xuxa y caía redonda al suelo, bochornosamente despatarrada delante del público que abucheaba. Me dolía el tobillo, lloraba de rabia. Alguien gritaba a lo lejos "¡Un médico! ¡Un médico!"
Llegaba él todo enojado, preguntando por qué demonios se me ocurría bailar con otro y ¡con esas botas! No le contesté.
El morocho se diluyó en el tumulto. Las chicas del curso corrían hacia mí enarbolando los apuntes de Biología, gritando que se hacía la hora del examen. Pero no puede ser... ¡Falta todavía!

-Quedate quieta, te voy a infiltrar.
-¡No quiero! Me va a salir un melasma.
-¡¿Un qué?!
-Un me-las-ma con fibroblastos de membrana lipoproteica... que pica.


Las chicas asentían con la cabeza y observaban a mi doc con un dejo acusador.
Por alguna misteriosa razón, muy cerca de allí explotó un caño y llovía a cántaros sobre mi cabeza.

-¡Es jugo nuclear!
-¡No! ¡Es loción humectante!
-¿No querés que Tinelli te corte la pollerita?
-¿Pero dónde está mi bailarín?

Y entonces desperté. La frente sudorosa, sed, mucha sed, confusión, la mirada perdida... Síntomas inconfundibles de la demencia total.

1 comentario:

Luciano dijo...

Si, demencia total, muy bueno.