miércoles, 16 de mayo de 2007

Fly me to the moon

Que feo cuando estás con alguien que despierta todo tu interés y te sentís tan cómoda contestando sus preguntas y haciendo otras, café mediante que el susodicho fue a buscar expresamente para complacerte y todo es tan perfecto y te sentís tan contenida y feliz y de golpe… ¡zas! Se abre la puerta: “Hola, nena. ¿Cómo te va? Sentate en la camilla que te reviso.” Y entonces la magia se escapa sin dejar rastros. Bueno… algo queda. Porque él sigue mirándote con sonrisa cómplice y está atento a cada uno de tus gestos. No importa que el intruso, que es el que lleva la voz de mando, hable sin parar dando todo tipo de indicaciones que a esta altura ni querés escuchar. Tenés una sola cosa en mente y suponés que él también. Tal vez otro café, donde y cuando nadie interrumpa y después… quién sabe.

1 comentario:

Sofi dijo...

Como no me avisaste que ibas?? Me imagino tu cara sentada en la camilla en bata tomando cafe con el hombre de "nuestros" sueños y que un desubicado entre en el momento justo y te eche a perder la joda. ¿Por lo menos te dijo algo concreto? Contame. (A Honesty le va a gustar seguro)