domingo, 24 de febrero de 2008

Iemanyá

Era la noche de las ofrendas a Iemanyá.
Aunque no sea la fecha en que se celebra a la divinidad, el último sábado de cada mes un grupo de fieles organiza una pequeña ceremonia con objeto de interesar a los turistas y hacerlos partícipes de este rito milenario.
Me vestí de blanco y bailé axé haciendo tintinear mi collar de cuentas de colores, como indica la tradición. Hacia la medianoche salimos en procesión, al ritmo retumbante del batá, algunas mujeres cantaban en un idioma extraño de dulce sonoridad.
Prendimos velas en la playa, muchas, muchísimas velas. Y entramos al mar portando mensajes, flores y presentes. Después nos retiramos
respetuosamente.
Dicen que el mar se lleva consigo las flores y regalos que agradan a la diosa que, a cambio, cumple los deseos de nuestro corazón. Pero si a la mañana siguiente, sobre la arena mojada, aparecen los obsequios quiere decir que éstos no han agradado a Iemanyá y el mar los arroja de sí.
Me levanté temprano, al despuntar el sol. La playa estaba regada de tesoros... brazaletes, flores, collares... Busqué y rebusqué a lo largo de un kilómetro pero ni rastro de mi collar de cuentas. ¿Será que a Iemanyá le gustó y se lo quedó? Entonces habrá visto mi mensaje... ¿Cómo estar segura? ¿Y si el mensaje se perdió? No, no es posible...
Sólo resta esperar. Tal vez algún día deba volver provista de velas y flores para agradecer a Iemanyá...
Ojalá.

4 comentarios:

maga dijo...

jaja yo lo hice una vez!! y ahora tengo 3 hijos divinos que me estan haciendo envejecer antes de tiempo. Hay que tener cuidado con los deseos, no sea cosa que se de vuelta la tortilla.

Menta Ligera dijo...

No sabia!!! ¿Cuando lo hiciste? ¿Pero que pediste? Hay que ser pristinamente claro, esa es la clave! Yo creo que aclare bastante bien, ahora me preocupa que pueda haber algun mal entendido. Espero que no.

Luciano dijo...

No vale tirar ofrendas al inodoro?
Todo va al mar.
O depende de cómo es que se hace la cosa?

Menta Ligera dijo...

Como son los hombres... Cuidado, Luciano, se puede ofender Iemanya y tus deseos se volverian en contra. uyuyuy...