lunes, 16 de febrero de 2009

En defensa propia

Pensar que sobrevivieron a las glaciaciones, hasta dicen que si se les corta la cabeza pueden vivir varios días más y perecer luego de inanición… ¡Impensable! Cuando llegue el día del juicio final serán ellas quienes heredarán la Tierra, será el Planeta de las Cucarachas, crearán un nuevo orden social, se multiplicarán a un ritmo vertiginoso, probablemente aumentarán de tamaño, serán invencibles, podrán nadar y volarán alto como los cóndores, será una nueva y peligrosa generación, inextinguible.
Claro que la que entró ayer por la ventana del dormitorio y movió sus larguísimas antenas ante mis ojos en señal de desafío, desatando el miedo más rudimentario y visceral, haciéndome temblar como la víctima de sacrificio de un ritual azteca… “esa” no contará el cuento.
Presa de un pavor extremo, le asesté el chancletazo más sonoro de la historia, grité, corrí de una habitación a otra en pleno ataque de nervios, y seguí gritando un buen rato sin dejar de sacudirme la ropa, como si todo un ejército de congéneres me recorriera el cuerpo.
Volví con mi amigo Selton, disparando a distancia prudencial sobre el cadáver aplastado del enemigo. Enorme, una cucaracha “reina” de color negro charolado, brillante como una gema pulida.
Transcurrieron varios minutos hasta que logré vencer toda resistencia y deshacerme de los despojos. Temblaba aún cuando empuñé la pala de mango largo, imaginando que el monstruo sólo estaba adormecido y ante la más mínima sacudida se agitaría furioso y treparía hasta mi boca y me ahogaría atascándose en la glotis. Pero no, nada de eso sucedió, claro que tuve que recogerla del suelo por segunda vez cuando intenté arrojarla por el inodoro y me falló la puntería con tanto tembleque.
Más tarde hallé pedacitos de antenas y patitas espinosas sobre el piso de madera. ¡Guaaaaaa!
Estoy sola, nadie que me defienda, nadie que ponga el pecho o empuñe la chancleta como es debido… Sólo por esto debería reconsiderar cualquier decisión inapropiada, a veces pienso que hace falta un hombre en esta casa.

3 comentarios:

Luciano dijo...

O un perro.

Menta Ligera dijo...

Tenes razon! O tal vez un gato valiente. Ya que estamos, mira esto (puede ser material para Ojos de Mermelada): http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-48590953-regalo-gato-que-es-un-payaso-_JM
Estoy tentada... Depende como me despierte mañana, capaz lo voy a buscar.

Luciano dijo...

Pobre, se ve que tuvo una de esas terribles infecciones en los ojos que les agarra a los gatos.
Lindo gato pese a todo, un gladiador de la existencia.