miércoles, 11 de febrero de 2009

Semele

Como si fuera poco, ahora resulta que al maestro S se le cruzó el coágulo y, de la noche a la mañana, sin consultar al oráculo ni a las malvadas brujas que graznan los melismas a la sombra de su genial batuta, anunció con cruel audacia que no cantaremos el Judas Macabeo este año.
Pensar que era esa mi ilusión, lo que me mantuvo en pie la mayor parte de este verano aburrido,
flaco de emociones. Porque el Judas es mi perdición, y por más que insistan, no me convencen los Mesías ni los Hércules ni los Salomones, simplemente no me llenan… A mí me dan el “Fall'n is the foe!” y soy F-E-L-I-Z, no necesito más.
Pero ahora, nada de eso. No hay Judas ni “wretched Israel” ni “sound the trumpets” ¡ni un carajo!
En cambio, cantaremos “Semele”… ¿Y quién la conoce a Semele? Esa mosquita muerta que se curtió a Júpiter y cuando Juno se enteró, muerta de celos, la mandó a espiar al palacio custodiado por dragones. Era bien brava Juno, se las ingenió para convencer a Semele de exigirle a Júpiter que se mostrara en todo su esplendor, y la muy tonta murió carbonizada cuando el capo de los capos estalló ante sus ojos como el gran dios del trueno. Al final, Júpiter se apiadó y permitió que de las cenizas de Semele naciera el hijo de ambos: Baco, el borracho.
Me pregunto si estaré en condiciones de audicionar para el papel de Ino, la hermana de Semele que está enamorada de Athamas, el pobre idiota cornudo, novio de Semele. No estaría nada mal, porque mientras la tonta de Semele se desintegra bajo el poder del rayo, Ino se casa con su amado y comen perdices como en los cuentos felices.
Aunque sea en la ficción, alguna vez se me tiene que dar… ¡Que lo tiró!

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