domingo, 22 de marzo de 2009

Pequeños placeres

El rayo de sol que se cuela por la ventana entreabierta me despierta temprano. El aire es una mezcla de fragancias que embriagan, olor a tierra mojada, lavanda, rosas y menta.
Mate, tostadas crujientes, el diario y los perros jugueteando entre mis piernas. Un domingo como tantos y, sin embargo, diferente, único.
Cocinamos un asado para dos, no hay horarios ni compromisos, somos reyes en este pequeño universo poblado de pájaros y flores.
Al atardecer, un paseo en bicicleta hasta la Vieja Estación, el viento golpeando la frente, disipando la tristeza, invitando a la libertad.
Casi había olvidado cuánto extrañaba los pequeños placeres de esta vida sencilla…

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