martes, 28 de abril de 2009

The dream

“All that we see or seen, is but a dream within a dream”
(Edgar Allan Poe)

Un sueño no puede repetirse, no de manera literal como un capítulo viejo de Lost, no es normal. Hay personas que sueñan “repetido” pero es más bien el concepto lo que se repite, no los elementos, o quizá no en el mismo orden.
También sigo creyendo que no hay color en los sueños, a lo sumo un sepia gastado y algún matiz que sobresale del conjunto, lo suficiente para afianzarse como recuerdo.
Lo cierto es que volví a soñar “eso” otra vez, un bis tan simétrico que mete miedo. Como si me hubiera quedado amarrada a algo y no pudiera soltarme…

Anochece, estoy sentada al piano y mis dedos se mueven con una agilidad impensable, no reconozco la música pero suena a Ravel y es bonita. Hay un hombre en la otra habitación, no habla, no puedo ver su rostro.
Salgo de la casa con cautela, afuera arrecia el viento y las ramas de los árboles se agitan como los brazos de dos amantes que intentan tocarse. Arañas enormes se esconden entre la hierba al costado del camino prontas a atacar, no obstante aprieto con fuerza mi collar de piedras “rojas” como si se tratara de un talismán protector y evito detenerme. Ya casi llego.
El edificio se alza como una mole grisácea en el límite del bosque, una bandada de cuervos vuela en círculos alrededor de la torre principal, no hay más sonido que el aullido del viento.
Corro escaleras arriba recogiendo las faldas del vestido, mirando cada tanto por sobre el hombro como si me acechara un animal salvaje. El túnel se extiende más allá de las sombras, escasos rayos de luna se filtran por las rendijas de las paredes, es húmedo y frío, considero retroceder pero no puedo, ella está allí, me espera.
Doy unos pasos y de pronto es como si el aire se volviera muy liviano, me elevo unos centímetros del suelo y avanzo silenciosamente, voy flotando como un fantasma en esa nada oscura y la sensación es sumamente placentera. Pero no logro avanzar, recorro un pasillo tras otro, como un laberinto, y continúo siempre en el mismo lugar.
Sigo “corriendo” y al fin veo una forma blanca que se aleja y desaparece bajo la última arcada. Es ella, la reconozco, debo alcanzarla. Corro más rápido pero ahora la atmósfera es pesada, me estalla el pecho en cada inspiración. A duras penas llego al final del túnel, camino agarrada a las paredes, me sangran las manos, mis pies se hunden en un inmenso charco de agua, no hay nadie allí. Era mamá, estaba tan cerca y ahora no puedo encontrarla.
Lloro y es un llanto mudo, un llanto de pesadilla.
Sueño que despierto allí mismo, recostada sobre una cama inmensa y mullida, intento pedir auxilio pero no puedo articular ningún sonido, algo se atoró en mi boca, todo está tan oscuro…
Alguien se acerca.
El miedo me paraliza, el corazón pega saltos en mi pecho. Es él, el hombre del otro sueño, está vestido de negro y camina hacia mí, se sienta a mi lado, toma con fuerza mis cabellos y me besa, es un beso largo que invita a la entrega total. Pero en el instante en que me abandono a su abrazo cierra las manos sobre mi cuello y siento la presión inconfundible, me ahogo, no entiendo… Tironea del collar con mano firme e implacable, ya no puedo respirar…

Despierto confundida, el cuello me duele horriblemente y tengo la sensación angustiosa de haber llorado. Pero estoy a salvo, no ha sido más que un sueño.
Busco en la memoria un dato sobre el collar pero ¿qué collar…? Algo ha de significar, es la única nota de color en un sueño que aún late en mi piel y se siente tan real.
Tengo miedo de volver a dormir.

No hay comentarios.: