jueves, 9 de abril de 2009

El señor de los cuchillos

Esta vez no fue el péndulo. Madame Aliza extrajo de la cartera un artilugio de resortes y poleas que comenzó a manipular frente a mí, de la cabeza a los pies, murmurando cosas sin sentido como que el Chakra Corona está descompensado y que otra vez se me tapó el tercer ojo. En fin, el aparatito giraba amenazadoramente y ella repetía en voz baja una sarta de letanías que no logré entender y por ende supuse gravísimas.

“Bueno, ahora te voy a reordenar los Chakras y con esto vas a estar mejor, vas a sentir una energía nueva y podrás percibir las vibraciones positivas a través del hilo de plata que nos conecta a todos con el planeta.”

Ah bueeeeeno… ¡Somos todas locas de atar!
La cosa es que me limpió, me ordenó, me conectó y al final me sentí mejor. Por lo menos hasta que me roció con la bruma de alcanfor que casi me ahoga y quedó el aroma característico flotando en el ambiente, irrespirable. Dijo que tengo que usar el alcanfor en cualquier lugar o circunstancia que me provoque mala energía, aunque no sé cómo lo tomará la gente, es probable que la mala energía se materialice en el preciso instante en que rocío la bruma hedionda en el ascensor, en el chino de la vuelta o en el cajero automático.
Como sea, Madame Aliza se está ocupando de mí. Dijo cosas que me hicieron transpirar frío, cosas importantes que le iban dictando las cartas, Anubis cabeza abajo no podía presagiar nada bueno, los lobos y la Luna hablan de una trama oscura, peligrosa, difícil mas no imposible de sortear, y el cuervo en la cima de la pirámide podría encarnar a un ser malintencionado orquestando el caos. Hay de todo… dudas, desilusión, como siempre la crisis que precede a un cambio próspero, un escenario de controversias y al fin en lo alto, abarcándolo todo, Amón, el sol, la felicidad. Me pregunto para cuándo…
Pese a todo el resumen es bastante alentador. Mi momento favorito llega
cuando la lectura se transforma en un juego de preguntas y respuestas donde las cartas dicen SI o NO, y esta vez respondieron con tanta claridad que casi me caigo de la silla.
Lo más curioso es que, desde que me volví amiga del tarot, cada vez que pregunto por el “hombre importante” sale una carta con espadas o cuchillos, a veces flechas o un cincel, y cuando le pregunto a Madame Aliza si el hombre de mis sueños es un asesino serial, pone los ojos en blanco y dice que lo mío es kármico. ¡Que lo tiró de las patas!

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