miércoles, 9 de septiembre de 2009

Malas compañías

Ayer a la noche un mosquito zumbaba cerca de mi oído, volaba en espiral hasta el techo y se desplomaba en picada una y otra vez. Di tumbos en la cama manoteando el aire, incapaz de atraparlo. Por su culpa, casi me pierdo el glorioso regreso de Micky Vainilla.
Encendí el velador. Nada, como si se lo hubiera tragado la tierra. Era cuestión de apagar la luz y el desgraciado arrancaba a volar incansable de acá para allá, si hasta se le dio por posarse en la pantalla del televisor justo sobre la nariz de Pachano cuando despachaba su célebre frase “No me gustó”.
Harta de provocaciones corrí en busca del Selton, dispuesta a “vaciar el cargador” como si me atacara un ejército de cucarachas acorazadas.
Volví armada y furiosa pero el mosquito había desaparecido. Lo busqué por los rincones, detrás de la cortina, en el techo, en el placard… Ni la sombra.
Volví a la cama con el Selton en la mano. Al cabo de varios minutos, el susodicho seguía sin dar señales de vida. Guardé el insecticida, comprobé por enésima vez que la llave de gas estuviera cerrada y me fui a acostar, no sin antes saborear una buena cucharada de dulce de leche.
Hice zapping hasta pasada la medianoche, maratoneando entre recetas inutilísimas y documentales morbosos sobre la criatura de Metepec, considerando las probabilidades de recurrir a la pastilla puesto que el alcohol sólo me provoca risa y dolor de cabeza.
Hay un espejo frente a la cama. Me gustan los espejos, en ese sentido soy estrictamente narcisista, aunque los amantes del Feng Shui proclamen que es mejor tenerlos lejos pues los espejos en el dormitorio absorben toda la energía sexual. Psé…
Pero cuando miré de cerca el puntito negro en el espejo, resultó que no era un punto sino el mosquito de mis pesadillas. Quietecito en un rincón, no hacía ni mu. Esperé un rato y nada, parecía haber captado el mensaje o tal vez aguardaba el momento del sueño para drenarme sin culpa.
Media hora de vigilia y seguíamos allí. Y me empezó a dar lástima el pobre… Comprendí que al liquidarlo me quedaría sola como indio malo, comprendió que si me atacaba lo hacía boleta. Ambos comprendimos, afortunadamente.
Cuando desperté a la mañana, el mosquito estaba en el mismo lugar. Abrí la ventana y con suaves golpes de viento lo obligué a salir.

-Pero ¿le miraste las patas?
-¿Qué patas?
-¡Nena! El Aedes tiene rayas blancas en las patas.
-¿El qué…?
-¿Pero en qué país vivís? ¡El mosquito del dengue!
-Ufa, qué sé yo… tampoco exageres.
-Sos boluda.

(Esto último es el extracto de la conversación sostenida con mi hermana “la bióloga” que, en circunstancias más felices, hubiera criado una colonia entera de neumococos sólo para presumir de familia numerosa… ¡Celosa! )

4 comentarios:

♋ Mariposa dijo...

jajaj buenisimo post! si si , me quedo con el mosquito :)
besis

♋ Mariposa dijo...

que son las viudas de los jueves??? peli o libro? me queda la duda....

♋ Mariposa dijo...

perdon, con el sueño no divisè que decia libro...eso me tienta mas( no me gusta el cine)seguro me divierte mas que el libro del sexo que me compre de osho que es una cagada
besis

Menta Ligera dijo...

Ayer se estreno la pelicula, yo lei el libro hace años y dicen que la adaptacion es muy buena. El libro no me encanto.. Mezcla la historia de suspenso (el hecho) con los pormenores de la vida country. Por ej, hay un capitulo dedicado al collar electronico de los perros lo cual me parece una perdida de tiempo. En fin, desperto la curiosidad de la gente, solo eso. Pero no hace mal leerlo.
Osho desterralo ya mismo, es peligroso.. atrofia cerebros.