jueves, 26 de mayo de 2011

El loco del barrio

Me acabo de clavar 8 sanguches de miga en tiempo record. Y el sentimiento de culpa no se hizo carne hasta que vi la panza inflada como globo aerostático y miguitas en la bandeja de plástico. No obstante, junté las miguitas con un dedo y me las comí, me dio sed, vacié la botellita de agua de un solo sorbo y fue como si me hubiera tragado un acorazado ruso. Me golpeé el pecho y la espalda en un vano intento de hacer bajar el masacote de miga mojada y sólo logré un feroz ataque de hipo. No imagino nada peor, salvo quedar encerrada en un baño público o que me cague una paloma.

Con todo, tuve fuerzas para tomar el teléfono y llamar a mi papá. “Me ahogo” le dije, pero él está acostumbrado, no sólo no se alarmó sino que aprovechó para ponerme al tanto de las “novedades” como, por ejemplo, que se casa Oscarcito.

-WHAT????
-Te acordás de Oscarcito ¿no? Que repartía volantes…
-¿El loco?

Y sí, todos los barrios tienen un cura, un borracho y un loco. Y Oscarcito es nuestro loco bueno, inofensivo pero pesado como collar de sandías. Es flaco, muy flaco y alto, tiene las piernas largas y finitas y usa unos pantalones ajustados que terminan arriba de los tobillos. Es notable su parecido con Murdock, el loquito de Brigada A, aunque Oscarcito no sabe fingir y carece por completo de momentos de lucidez. Es habitual verlo caminando a zancadas, da pasos tan largos que parece que volara, siempre con una sonrisa y un volantito que estampa de prepo en la cara de todo el que se le cruza y hay que aceptarlo, caso contrario Oscarcito es capaz de perseguirlo a uno a grito pelado hasta los confines del barrio. De ahí no pasa, por nada del mundo pondría pié en tierra extranjera.

Desde pequeño ha hecho gala de su amor obsesivo por Andrea del Boca. Y poniendo un poco de empeño, se le puede convencer de que tal chica o tal otra es realmente Andrea del Boca “pero acordate que está de incógnito”. Entonces a Oscarcito se le llenan los ojos de lágrimas y se pega a la chica como clara de huevo, diciéndole al oído que quiere casarse con ella y que no le va a decir a nadie que está ahí, para que no la molesten. La chica le sonreirá y dirá algunas palabras amables -al principio- hasta ver que el tipo está de atar y huya aterrorizada para nunca más volver

Yo fui una de las tantas Andreas y, gracias a ello, tuve oportunidad de conversar con Oscarcito más de una vez. Un tipo bueno, inocente como un cachorro, un loco lindo. ¡Y ahora se nos casa! De la novia no sabemos nada pero es inevitable preguntar si está chapita como él. Quizá es mejor, los locos no se enteran de ciertas cosas, ergo no sufren como los demás. Lo envidio a Oscarcito y también a la novia que seguro se parece un poco a Andrea del Boca.

Corté con papá y me quedé mirando la bandejita vacía, el estómago hecho una bola dura y la boca seca de tanta sed. “Es la última vez que compro sanguchitos de miga…” Pero ya estoy pensando en el próximo atracón, no puedo sostener promesas de este tenor, no puedo, no puedo y no puedo. Estoy más loca que Oscarcito… ¡soy la loca de los sanguches!

2 comentarios:

Luciano dijo...

Contra quién se casa?
Chiste viejo pero efectivo.
Mi reino por un sanguche de miga!

Menta Ligera dijo...

Todavia no conoci a la novia pero sera una loquita linda, seguro. No se que edad tendra porque Oscarcito, como todos los locos, es inmortal.