sábado, 16 de enero de 2010

Aplauso, medalla y beso

Es evidente que este bodrio gusta y disgusta por igual. El público es heterogéneo, predomina el bohemio que vegeta de teatro en teatro fagocitando otros bodrios de igual tenor, las jubiladas me-voy-de-rotatium y, de a ratos, algún “entendido”. A estos los tengo junados porque entran y salen con el ceño fruncido, sin excepción.

La obrita carece de azúcar, pimienta y sal. Los entusiastas se sumergen
en intrincados análisis tratando de dirimir qué quiso decir el director con tanta vuelta de oreja.
Todos estos días me senté sola en el fondo de la sala y, con disimulo, apenas subían el telón, encendía el Ipod para distraerme con los éxitos de los ochenta, a veces Maná, pero poco porque me pone triste. Al final aplaudía como loca y Pepo sonreía al escuchar su nombre. El director está que trina pues la niña tiene prohibido reírse en el escenario, pero es más fuerte que ella.

Organizaron una cena de despedida para el cierre de temporada. Invitaron a críticos, actores de otras compañías y un cantante de tangos que lo tengo visto de algún lado. Pepo se salió con la suya y, pese a me quejé y supliqué de rodillas, se puso las calzas de leopardo que sabe que detesto. Afortunadamente logré disuadirla de la remera con la mariposa de lentejuelas que brillaba como un sol en el fondo de la valijita, pero bajo ningún pretexto pude quitarle el pañuelo rosa que se ató en la cabeza.

-¡Ridícula!
-Soy una artista.
-¿Qué artista ni qué artista? Si vas así vestida ¡yo no voy!
-Quedate, voy sola.
-¡Vos no vas sola a ningún lado! ¡Le voy a contar a tu mamá!


Discutimos y, para variar, terminé cediendo. Que se vista como quiera, a fin de cuentas a mí nunca me importaron demasiado las apariencias.
Comimos, bailamos, canté a dúo con el tanguero y casi rompo los tacos a mitad de una milonga. Todos contentos, todos amigos, incluida Dora que milagrosamente volvió del hospital a tiempo para los festejos.

-Me parece que el director gusta de vos.
-Dejate de joder…
-¿A vos te gusta?
-Pero ¿de dónde sacás esas cosas?
-Te mira todo el tiempo…
-No es cierto y no me gusta.
-Juntos serían como… ¡la Bella y la Bestia!
-Por eso. Mejor no te metas en cosas de grandes.

Era de madrugada cuando cesaron los festejos. La criatura tomó champán a escondidas, la descubrimos luego de un breve interrogatorio lleno de incoherencias. En fin, deslices de una artista en ciernes…
Lo malo (o lo bueno) es que se ha terminado también mi etapa de madre adoptiva. Me costó despedirme… me costó mucho.

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