martes, 8 de enero de 2008

Retro zapping

Ayer como que me quedé adherida al control remoto de Directv en una sesión de zapping obsesiva, innecesaria, sin rumbo… como debe ser.
Siento una predilección enfermiza por las series de los sesenta, las novelas de Luisa Kuliok y las películas de Niní Marshall. No importa cuántos cientos canales me ofrezcan, la mayoría de las veces voy derecho al grano: Mork y Mindy, Mr. Ed y, si estoy de humor, quizás El Capitán Escarlata o Flipper... Salvo que el nivel de aburrimiento sea tal que ni El Hombre de la Atlántida logra arrancarme un suspiro y entonces sigo vagando a través de una guía de programación insulsa y, por lo general, desactualizada que sólo ayuda a acentuar el caos.
Pero no encontré nada potable esta vez… Volver me defraudó con la reposición de “Como pan caliente” con una María Valenzuela veinte años más joven, y La Familia Ingalls atravesaba un período demasiado lloroso para mi aún frágil estado de ánimo.
Paseo un rato por El Gourmet pero me empalaga tanto langostino con couscous aunque no más que la Wedding Planner con su lluvia de arroz y pétalos perfumados… Más bien prefiero a Morticia decorando sus jarrones con tallos espinosos.
Me provoca una sonrisa pensar que mi infancia estuvo limitada a los cuatro canales de aire (eso porque América, que fue y seguirá siendo Canal 2, era imposible de sintonizar…) y hacíamos zapping en un televisor ITT “grande” (como de 21 pulgadas pero parecía enooooorme) con un control remoto chato más ancho que largo, provisto de ocho o diez botonitos con borde cromado que emitían un sonido de alta frecuencia al ser presionados. Un día no quiso funcionar más y entonces para cambiar de canal había que insertar el control remoto en un agujero al costado de la pantalla del televisor y desde allí accionar los cambios. O sea que control remoto, un carajo… Para eso nos quedábamos con el Noblex blanco y negro, la ruedita “tracatraca” y esa antena demoníaca que se descontrolaba a piacere y te volvía l-o-c-o, pero loco mal, al extremo de querer revolearla y darle patadas al televisor que era un fierro y se bancaba todo. No como los de ahora que son re mantequitas.
Ahhh… cómo han cambiado los tiempos. Nada nos conforma. Mamá me prohibía ver Invasión Extraterrestre porque decía que era perniciosa para las mentes infantiles y pensar que ahora a los pendejos les lavan el cerebro Tinelli y Las Divinas y dentro de poco nos gobernará la generación que creció con Chiquititas, cantando y bailando los éxitos de Cris Morena que, mucho antes de ser tocada por la varita de la fama, hacía las veces de ascensorista en la mediocre pero
simpática “Mesa de Noticias”. ¿Se acuerdan de Mesa de Noticias? Yo fui con la maestra de quinto grado a ver los estudios de grabación y con horror comprobé que la utilería era puro telgopor, se venía abajo con el primer soplo de viento. Y para rematarla, ese año los Reyes Magos dejaron en mis zapatitos el cassette con ¡la música “original” del programa!
Me da vergüenza admitirlo pero cada tanto lo escucho… y me gusta. Está bueno viajar al pasado y quedarse un rato y volver una y otra vez. Volver… A las cinco dan Pelito y después Clave de Sol. Ya está, listo el pollo... de acá no me mueve nadie.

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