Mi príncipe de las mareas se ha ido lejos, tan lejos que no puede ver las señales de humo estilizadas y juguetonas que fluyen de la parrilla tras la quema pública de resúmenes bancarios obsoletos y una sarta de archivos que me comprometen hasta después de muerta. 
Es la primera vez que logro encender una fogata decente sin quemarme las cejas y ahora me dan unas ganas locas de cocinar un rico asadito, el último quizá…
No me gusta hacerme a la idea del último asado, la última limpieza, el último café… pero es la cruda realidad y no queda más que aceptarla. No es que me haya arrepentido… ¡claro que no! A esta altura rondan mi cabeza unas ansias de libertad tanto tiempo postergadas que, sin duda, sabré encarar el desafío cuando llegue el momento, y lo espero con fervor.
Pero es esta cosa de mirar las paredes y recordar cuando no eran más que un bosquejo sobre
el tablero, unos cuantos ladrillos y la ropa sucia de los albañiles amontonada en lo que algún día sería mi hermosa cocina de campo. En aquel entonces intentábamos decidir sabiamente entre lajas y pórfidos, día y noche haciendo cuentas, batallando con el arquitecto, tomando fotos para el recuerdo…
Recuerdos, tantos que es inútil intentar abarcarlos todos.
Tristeza cada vez que cierro la puerta y una voz dentro de mi cabeza repite sin cesar “No vas a volver”.
Nostalgia de un pasado que pudo hacerme feliz.
Me niego a llorar, pero no puedo evitarlo.

Es la primera vez que logro encender una fogata decente sin quemarme las cejas y ahora me dan unas ganas locas de cocinar un rico asadito, el último quizá…
No me gusta hacerme a la idea del último asado, la última limpieza, el último café… pero es la cruda realidad y no queda más que aceptarla. No es que me haya arrepentido… ¡claro que no! A esta altura rondan mi cabeza unas ansias de libertad tanto tiempo postergadas que, sin duda, sabré encarar el desafío cuando llegue el momento, y lo espero con fervor.
Pero es esta cosa de mirar las paredes y recordar cuando no eran más que un bosquejo sobre

Recuerdos, tantos que es inútil intentar abarcarlos todos.
Tristeza cada vez que cierro la puerta y una voz dentro de mi cabeza repite sin cesar “No vas a volver”.
Nostalgia de un pasado que pudo hacerme feliz.
Me niego a llorar, pero no puedo evitarlo.
2 comentarios:
Las cosas nunca se toman como fracaso, sino como expreriencia, tampoco como tiempo perdido, sino rico en vivencias, borròn y cuenta nueva, los recuerdos siempre vuelven, pero son eso, sòlo recuerdos, una nueva menta doy mi fè, y de corazòn te deseo todo lo bueno, con mucho cariño nena, respirà, soñà, y que las sonrisas te bañen tu rostro, Besos, y que empìezes la semana con mucho power, aunque sea un dìa gris, el sol siempre està menta
Que lindas tus palabras, Mariposa.. Apuesto todas las fichas al cambio, lo necesito y lo deseo, creo que me hara feliz.
Muchos besos!! Lo mejor para vos y tus proyectos!
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