Un día me voy a cansar de lo “políticamente correcto” y voy a hacer lo que cualquier hijo de vecino sediento de anarquía, me van a encontrar tirada en el piso de la cocina tomando cerveza en bombacha y camiseta.
No sé a qué viene esto… ¡Ah, sí! Es que tengo la dicha de haber sido invitada a la fiestita de gala
de la compañía de seguros que hace años nos viene currando sin vergüenza. En el Hilton, nada menos. Y en la tarjetita toda dorada y pomposa aclaran bien que la cosa es “muuuy elegante”. Seguro es por los colados de siempre, como el Chino G que se prende en todas creyéndose el alma de la fiesta y que, a pesar del olor a chivo crónico y las chombas de piquet, es empresario de buena ley, “viajado y bilingüe”, pero cuando atiende el teléfono dice “aguant e moument”.
H ya confirmó la asistencia dando por sentada mi conformidad.
Primer pensamiento catastrófico: “¡No tengo qué ponerme!” Y mentalmente recorro los restos del placard que he ordenado y esquilado a conciencia. Necesito zapatos y una cartera nueva. Y otro vestido… largo, sexy, elegante, negro. Ah, cómo me gustaría vivir de canjes y desatar la envidia de mis pares luciendo un exclusivísimo modelito Piazza.
H: ¿Y el vestido que te compraste para la fiesta de quince?
Yo: Es de verano.
H: Ah… Bueno, te ponés un saquito arriba y listo.
W-h-a-t ??? Los hombres lo arreglan todo así de fácil. Falta que me diga “Anda al Once” y cartón lleno.
No sé a qué viene esto… ¡Ah, sí! Es que tengo la dicha de haber sido invitada a la fiestita de gala

H ya confirmó la asistencia dando por sentada mi conformidad.
Primer pensamiento catastrófico: “¡No tengo qué ponerme!” Y mentalmente recorro los restos del placard que he ordenado y esquilado a conciencia. Necesito zapatos y una cartera nueva. Y otro vestido… largo, sexy, elegante, negro. Ah, cómo me gustaría vivir de canjes y desatar la envidia de mis pares luciendo un exclusivísimo modelito Piazza.

Yo: Es de verano.
H: Ah… Bueno, te ponés un saquito arriba y listo.
W-h-a-t ??? Los hombres lo arreglan todo así de fácil. Falta que me diga “Anda al Once” y cartón lleno.
Pero claro, nadie se da cuenta que van a todos lados con el mismo traje negro si al menos tienen la precaución y el buen gusto de cambiar de corbata.
Diosss... Faltan nueve días y ya estoy que estallo. No sé si buscar vestido o excusas para no ir.