martes, 22 de abril de 2008

¿Presentimiento?

De pronto te asaltó esa sensación rara, difícil de describir, como un hormigueo a la altura del esternón, un vacío que se va haciendo grande y profundo y empieza a doler y es como si hubieras olvidado algo, o esperaras que algo suceda, o mejor dicho… como si temieras lo que irá a suceder.
Caminando a media tarde por Corrientes y Libertad, se te da por mirar las ventanas del quinto piso de aquel antiguo edificio que albergó los mejores años de tu vida laboral. Pensar que una vez a la semana algún infeliz se quedaba
atrapado en el ascensor y llegabas al final de la escalera con la lengua afuera y el corazón bombeando a todo vapor. Te preguntás si el kiosco de al lado seguirá haciendo esa empalagosa ensalada de choclo y queso con mayonesa que devorabas en segundos, en una mano el tenedor y en la otra el teléfono que parecía tener vida propia.
Seguiste tu camino sonriendo con nostalgia… Y otra vez esa sensación punzante, como una advertencia, una voz anónima que grita y se desvanece, ininteligible.
A la vuelta de la esquina estaba tu joyero amigo, turco de Turquía, fanático de Boca, con su remera raída y la barba pinchuda, ese estudiado desaliño que es disfraz obligado del millonario en constante estado de alerta. Te saludó con mucho aspaviento y compartieron un café mientras hablaban de bueyes perdidos y te probabas todos y cada uno de los anillos con brillantes que guarda celosamente en la trastienda.

-Me gusta como te queda ése, el del delfín.
-¿No es un poco grande?
-Es perfecto para vos.

No le costó mucho convencerte. Te fuiste feliz con el super anillo que, al menos por un momento, opacó todas las tribulaciones. Pero el colectivo tarda mucho en llegar y otra vez sentís ese hormigueo en el estómago. El celular mudo, demasiados mensajes sin respuesta y un silencio preocupante. Y la voz que sacude tu cabeza, una voz que ahora tiene nombre y apellido y dice lo que no querés escuchar: “A veces pienso que si me pasara algo, vos no lo sabrías”. La voz grita cada vez más fuerte y es casi en aluvión. Tu cabeza está a punto de estallar. Tenés la certeza de que algo malo le sucede, simplemente SABÉS que es así. Pero te resistís a comprobarlo, aunque necesites saber…

2 comentarios:

maga dijo...

Que le paso??

Menta Ligera dijo...

De todo, pero ya esta mejor.
¿Sera que tengo poderes y no lo sabia? Podria dedicarme a las artes oscuras, la videncia, el tarot... Mejor no.