lunes, 15 de junio de 2009

Il divo





(Franco Bonisolli y Mirella Freni, Brindisi - La Traviata)

Franco Bonisolli fue sin duda un personaje irrepetible, un divo de la vieja escuela, dueño de una voz privilegiada. Transitaba por la vida creyéndose la reencarnación de Carusso pero, aunque su canto vibrante desataba la ovación del público, nunca alcanzó la sutileza y maestría de los grandes tenores.
De figura agraciada y andar majestuoso, fue amado por muchas mujeres hasta el final de su vida, llenando los teatros de aplausos y suspiros.

He aquí una anécdota curiosa, narrada por Justo Romero, que retrata a la perfección la semblanza de este tipo extraordinario.

“En cierta ocasión, montó un numerito de cuidado en la Deutsche Oper de Berlín. Cantaba el papel de Manrico de Il trovatore -uno de sus caballos de batalla- y en el foso dirigía un maestro español. Durante los ensayos, Bonisolli se empeñaba en lucir su broncíneo y poderoso do de pecho en el temidísimo final del aria Di quella pira, más allá de lo que marcan las normas estéticas verdianas. En la función, el maestro no le dejó hacer la exhibición y cortó en seco a la orquesta. En lugar de amilanarse, Bonisolli dejó la dulce venganza para el final. Cuando salió a saludar en solitario, hizo una señal al público para que interrumpiera los aplausos y dijo: «Querido público, les voy a obsequiar con el maravilloso do de pecho que el maestro no me ha permitido hacer». Ni corto ni perezoso, soltó allí, sin más acompañamiento que el silencio expectante de todos, un interminable do de pecho que provocó el delirio del público berlinés.”

Bonisolli... Sin duda, IL DIVO.

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