Me metí en la cama bien arropada con el firme propósito de terminar el libro que me tiene prisionera, aunque ya sé quién mató al marqués de los Alumbres y ella, con su cicatriz misteriosa y esos modales varoniles, no me cae nada simpática.
Vuelta de página para entrever la caída estrepitosa de Marixa Balli que dejó sin habla a más de uno y escuchar que la Carrozo, con su dudosa fama recién adquirida, no se cansa de disputar con el soñador ese mísero minuto de protagonismo.
Son más de las dos.
Sigo pasando las hojas pero leo sin entender ni retener. Se me cierran los ojos…
Esta noche mis sueños estarán poblados de estocadas y asesinos enmascarados. Y nadie me va a despertar para regalarme esa cantidad indefinida de orgasmos que me hace tan pero tan feliz. Hoy no… tal vez mañana.
Vuelta de página para entrever la caída estrepitosa de Marixa Balli que dejó sin habla a más de uno y escuchar que la Carrozo, con su dudosa fama recién adquirida, no se cansa de disputar con el soñador ese mísero minuto de protagonismo.
Son más de las dos.
Sigo pasando las hojas pero leo sin entender ni retener. Se me cierran los ojos…
Esta noche mis sueños estarán poblados de estocadas y asesinos enmascarados. Y nadie me va a despertar para regalarme esa cantidad indefinida de orgasmos que me hace tan pero tan feliz. Hoy no… tal vez mañana.
2 comentarios:
Cantidad indefinida...que envidia.
Olvidate de las "estocadas y asesinos enmascarados"... En que estas pensando??!!!! Meri, a veces me haces enojar.
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