Si fuera hoy uno de esos días, de seguro me encontraría saltando del colectivo en plena avenida, el cielo oscuro amenazando tormenta, atenta al celular y a los voulavents de pastelera que me llevan de la nariz a mi panadería fetiche, alguna bomba de estruendo como música de fondo y esa angustia de haber olvidado algo y no saber qué.
Caminaría rápido con las primeras gotas de lluvia golpeando mi frente, fumaría un cigarrillo sin importar si se moja, pensaría en él, siempre
pienso en él, y hurgaría compulsivamente en las tiendas de antigüedades sólo para matar el ocio.
Si un desconocido me invita un café, aceptaría. Y conocería otra historia, una más. Y sería como liberarme de mí misma, por un rato nomás. Hasta sorprenderme otra vez contando los días de atrás para adelante y de adelante para atrás, obsesiva, alienada, contaría con los dedos haciendo marquitas en la mesa, dudando sin motivo…
Hasta que el dolor inconfundible me perfora y me tranquiliza y entonces todo vuelve a ser como antes, el ciclo se renueva y es más de lo mismo.
Caminaría rápido con las primeras gotas de lluvia golpeando mi frente, fumaría un cigarrillo sin importar si se moja, pensaría en él, siempre

Si un desconocido me invita un café, aceptaría. Y conocería otra historia, una más. Y sería como liberarme de mí misma, por un rato nomás. Hasta sorprenderme otra vez contando los días de atrás para adelante y de adelante para atrás, obsesiva, alienada, contaría con los dedos haciendo marquitas en la mesa, dudando sin motivo…
Hasta que el dolor inconfundible me perfora y me tranquiliza y entonces todo vuelve a ser como antes, el ciclo se renueva y es más de lo mismo.
Pero quién sabe... podría haber sido Géminis.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario