lunes, 4 de agosto de 2008

Los tres deseos

-¡Te compré una bengala para la torta!
-Qué bien…
-Andá pensando “los tres deseos”.


La verdad, no sé… Durante años pedí uno solo, al parecer tan exigente que más que un deseo era un milagro. Por supuesto no se cumplió, pero no por eso dejé de insistir.
Más tarde opté por ser menos específica. “Salud, dinero y amor”, la trilogía perfecta. Y de algún modo las cosas se fueron acomodando, no todas juntas, claro está, pero tampoco me puedo quejar.
Esta vez como que no tengo ganas, me da igual y no precisamente porque tenga todo lo que quiero, sino porque pedir un deseo es en cierta medida un “compromiso”, como en los cuentos de hadas donde siempre hay un warning en letra chica que le termina cagando la vida al protagonista.
Para no pecar de ingrata cerraré los ojos, me concentraré como Tu-Sam cuando casi ahoga al hijo en la pecera con pelotitas de plástico, e intentaré elaborar el deseo más deseado que espero surja en algún rapto de inspiración.
Entonces brindaré con mi mejor cara de felicidad, agradeceré los obsequios y tomaré conciencia de que sigo sumando años y restando puntos.
¡Chin-Chin!

4 comentarios:

Sofi dijo...

Ya se que todavia falta pero no quiero dormirme sin saludarte. Pedi los tres deseos, no seas gila que nunca es suficiente, pedi mas por las dudas. Te quiero mucho, siempre pienso en vos.
(Lo que me contaste el otro dia... no te llega a los talones pero igual seguimos investigando)

Menta Ligera dijo...

Gracias, pedire.. Tendria que pedir un genio con deseos ilimitados. ("Eso" lo hablamos en privado)

Luciano dijo...

Llegué tarde, perdón.
Tenía durazno la torta?

Menta Ligera dijo...

Luciano, esta vez fue sin duraznos pero con mucho chocolate. Como que lo estaba necesitando..