miércoles, 13 de agosto de 2008

Mi lugar

“Mirá, hay un problemita… El departamento del 7º que te iba a mostrar… bueno, el dueño no está hoy, pero podemos ver el del 5º que es casi igualito.”

Me pasan todas. Vengo de patear la calle viendo los sucuchos que anuncian pomposamente los portales inmobiliarios y resulta que todo es caro y feo, agrandan las fotos para que el living parezca el salón de los espejos de Versalles y te encontrás en un 2x2 con la pintura descascarada, el parquet levantado y vista panorámica al conventillo a medio desocupar desde donde espía un comando de niños revoltosos y mal educados.

Cansada, esa es la palabra. Porque no alcanza con la angustia que desatan las idas y vueltas con H que no logra convencerme de seguir atada a sus proyectos, todo este maremoto de discusiones y reconciliaciones frustradas… Por si fuera poco, falta el punto de apoyo, el nuevo hogar que es para mí sinónimo de echar raíces, el lugar donde sentirme protegida y a salvo, mi reducto, mi fortín.
Y no lo encuentro, pasan los días y crece la desilusión. Por momentos me siento atrapada y busco a tientas una luz en el fondo del túnel…
Pero no hay mal que por bien no venga. El sábado me debatía entre la necesidad de encontrar el depto de mis sueños y sufrir otra posible decepción que daría al tacho con mis ansias de emancipación cuando, contrariando las leyes de la naturaleza y las profecías del Apocalipsis, un rayo de esperanza cruzó mi cielo ensombrecido y por poco me quema los pies.
Porque la dueña del 5º piso, la que abrió la puerta y se quedó petrificada con el grito de asombro atascado en la garganta, viendo pasar los recuerdos como una película de cine mudo, disfrutando del reencuentro después de tantos años… ella es hija de una de las amigas más queridas de mi mamá, nos conocemos desde muy chiquititas, eternizamos una amistad que corre de generación en generación y tenemos tanto en común, el barrio, el colegio, los amigos...
Nos abrazamos con alegría, sin dar crédito a tamaña casualidad que nos pone otra vez frente a frente, como cuando éramos niñas y sólo jugábamos. Siguió la charla amenizada con un rico café en la cocina grande y luminosa del que será mi nuevo hogar, porque eso ya está decidido, lo encontré, tuve esa sensación inconfundible apenas pisé el umbral y me siento tan aliviada y contenta… Ahhhh…
Es tiempo de empezar de nuevo. Ahora lo entiendo bien.

3 comentarios:

♋ Mariposa dijo...

Menta, uno tiene el miedo golpeàndonos la espalda, pero son fantasmas que se pueden sacar!, y allì te daràs cuenta que podès màs de lo que imaginàs...
caminar sola es necesario muchas veces, tantas veces me sentì identificada con post tuyos o situaciones relatadas...puedo entenderte en varios aspectos.
una puede!!! siiii y vos podès!!!
eso y muchsìsimo màs!!!
vamos mujer!!!
todas mis buenas energìas para vos!!! de corazòn

Menta Ligera dijo...

Gracias, Mariposa!!
Tus palabras siempre me llenan.. Estoy asustada, no lo niego, pero acepto el desafio y voy siempre para adelante. Es un cambio grande que entiendo sera muy positivo. Lo que me sorprende es precisamente eso, pense que no iba a poder y la verdad que PUEDO mucho, mas de lo que esperaba. Es lo mejor que saco de todo esto.
Gracias por tu buena onda de siempre!!! Besos muchos

Luciano dijo...

Suerte.