domingo, 24 de abril de 2011

Corona pasquale

La Pascua transcurrió apacible y en familia, disfrutando de la buena mesa, como de costumbre. Se impuso el criterio de papá que, lejos de ceder ante las arduas discusiones litúrgicas que despiertan estos acontecimientos cumbre, dispuso:

Jueves Santo: Empanadas de vigilia
Viernes Santo: Chupín de bacalao
Sábado Santo: A la carta
Domingo de Pascua: Asado criollo con chorizo bombón

Como obedientes vasallos, corrimos a cumplir su voluntad gastronómica con algunas variantes que miró con suspicacia, como la bandejita de sushi que se coló entre las empanadas y que todos probamos menos él porque yo-no-como-pescado-crudo y no hubo manera de convencerlo, ni siquiera quiso agarrar los palitos para experimentar nuevas sensaciones.



Comimos, bebimos y resucitamos al tercer día haciendo proyectos de dieta y despegando las miguitas de rosca del tapizado del sillón. Rosca casera que amasé con pasión y huevos frescos, porque el huevo es el origen, todo nace del huevo.

Huevos de chocolate, no comí… me bajé dos cajas de After Eight.

3 comentarios:

Luciano dijo...

Qué pinta, loco. Muy buena pinta. Ya probaré algo.

Sofi dijo...

riiiiico!!! quiero esas empanadas!!

Menta Ligera dijo...

Luciano: por supuesto!! Una torta para ustet!

Sofia: te hago cuando vengas, estaban requetebuenas!