
Desayuno en la cama, como a mí me gusta. Café, tostadas, dulce casero de frutilla… Diario para él y crucigramas para mí. Y después un largo baño espumoso con olor a salvia.
Pinta un domingo silencioso, relajante, para disfrutar en soledad. Una rica comida casera, tal vez una peli y por lo menos dos horas de siesta.
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