domingo, 16 de septiembre de 2007

Domingo

Por la ventana entreabierta asoma un retazo de cielo plomizo. Gotas pesadas golpean el cristal. Qué lindo ver llover desde la camita… Remoloneo un poco más hasta que H, con el quinto empujoncito, da señales de que no será el primero en levantarse. Refunfuñando con resignación, me despego de las sábanas.
Desayuno en la cama, como a mí me gusta. Café, tostadas, dulce casero de frutilla… Diario para él y crucigramas para mí. Y después un largo baño espumoso con olor a salvia.
Pinta un domingo silencioso, relajante, para disfrutar en soledad. Una rica comida casera, tal vez una peli y por lo menos dos horas de siesta.

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