perdida estoy.
Cuando me miras así
contigo voy.
¿Que puedo hacer?
Tus ojos son
el imán de mi corazón.
Correr por la avenida confundida entre la gente, el pelo al viento, un desorden de bolsitas y papeles que se me escapan de las manos, el celular atestado de mensajes, pensando que es tarde y no alcanzará el tiempo… Te espero. Siempre te espero. “¿Dónde estás…?”
Pero nada es eterno, ni siquiera las ausencias… y ya estás conmigo otra vez, mirándome con esa sonrisa que me cautiva.
Fue como un rayo de sol. Refugiarme en tus brazos y saber que me extrañaste casi tanto como yo… Eso es felicidad.
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