lunes, 1 de octubre de 2007

The crying game

Siempre me autoproclamé fuerte y valiente.
No suelo llorar. No me gusta la gente que llora por necedades. Aunque (inútil negarlo) todos alguna vez lloramos lágrimas de cocodrilo… Como cuando Papá Noel no cumplía a rajatabla los términos de la cartita que, a mis ojos de niña malcriada, adquiría legítima validez contractual. O cuando, a la hora de dormir, sonaba la canción del Mono Relojero y me entraba un pánico súbito e inexplicable y lloraba a moco tendido hasta que apagaban el televisor. O con todas esas pequeñas e injustificadas rabietas que le agarran a uno en los momentos menos esperados y por las cosas más tontas.
Llora
r es un buen recurso para aflojar la tensión. Pero es mentira que después de llorar ves todo más sereno, limpio y claro. Yo no veo un joraca. Me arden los ojos, se me corre el maquillaje y me siento fea, demacrada, ojerosa… y, por si fuera poco, esa tristeza que tarda en desprenderse.
Por eso el llanto verdadero lo reservo para las grandes ocasiones.
Me pregunto de dónde salen las lágrimas que no se acaban nunca… Tanto lloré cuando murió mamá que creí se agotaría la fuente. Lloré antes y después. Y seguí llorando mucho después, casi siempre en soledad porque uno se vuelve egoísta en el dolor y cree que nadie más merece compartirlo. No porque el espectáculo de las lágrimas resulte vergonzante sino porque se convierte en un acto privado, íntimo.
Llorar me hace sentir infinitamente frágil, desprotegida… No me gusta llorar. No quiero llorar. Aguanto la respiración, me sueno los dedos, aprieto los dientes y me contengo… hasta que no puedo más. Entonces todo el andamiaje erigido a fuerza de sufrimiento y resignación se desmorona en un abrir y cerrar de ojos y quedo desnuda, transparente, vulnerable.
Y hay momentos especialmente complicados para largarse a llorar, aunque a tu lado haya alguien que te entiende y te contiene y que, si te querés escapar, repite una y otra vez “No te vayas de mí. Nunca te alejes de mí”.
No. No quiero alejarme. Precisamente…

I know all there is to know about the crying game
I've had my share of the crying game
First there are kisses, then there are sighs
And then before you know where you are
You're sayin' goodbye

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