viernes, 12 de octubre de 2007

Premoniciones

Sigue lloviendo. Buenos Aires se ha convertido en una mancha gris acuosa.
Un peatón espera estoico el cambio de semáforo y no puede evitar la tremenda salpicadura de una 4x4 que intenta colarse por entre medio de decenas de autos, a toda velocidad, sin medir las consecuencias. Los días de lluvia son así. Y le cambian el humor a la gente.

-Hoy está espectacular para ir al cine. ¡Y podríamos comer fondue!
-¿Te parece? A este ritmo no salimos de acá en una semana…
-Sí… la verdad que sí. Y bueno, entonces alquilamos una peli y pedimos algo al delivery.
-Buena idea.


Por un buen rato, perdimos noción de tiempo y espacio. Y después de comer miramos la peli en la camita, abrazados, con mimos y esas caricias que nos hacen tanto bien.

-¿Qué harías si me muero?
-What??? No me gusta que hables así.
-¿Qué harías? ¿Te olvidarías de mí?
-Estás loco… ¿Cómo se te ocurre que me puedo olvidar?

Porque de eso se trata “Premoniciones”. Y nos dejó ese sabor a “algo malo va a suceder”, un sabor amargo que no lograron contrarrestar las bombitas de azúcar que acompañaban el mate de la tarde.
Un llamado, la mentira, la duda, la cancelación de último momento y… “¡Me tengo que ir ahora
mismo!” Corrimos a todo vapor pero otra vez quedamos atrapados en un caos de lluvia y tránsito, el auto que no avanza y mi conductor experto que quiere pisar el pedal y no lo dejan.
Dúo de amor de Madame Butterfly para calmar los ánimos… No hay caso. El tiempo es tirano y corremos contra el reloj. Cambio de planes...
¡Pero ya no quiero más mentiras! ¡Quiero vivir en paz y que nadie sufra por mi culpa!
Hacemos lo que creemos es mejor. Pero hoy los astros no están de nuestro lado y todo se complica. Premoniciones.

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