(Maria Ewing, Habanera, Opera Carmen de Bizet)
Desafiando las críticas autorizadas, diré que a mí me gusta la Ewing. Con esa boca jugosa y obscena que la convierte en una Carmen casi degenerada, una boca moldeada para cobijar los armónicos que le envidio apasionadamente.
Hay mejores, pero no me llegan.
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